Es difícil desligar los dos apellidos ya que ambos, Hernández y Fernández, tienen su origen en el nombre propio Ferrán, que significa esforzado guerrero, derivación de la palabra céltica Har, traducida por guerra y poder. Partiendo de Ferrán o Hernán, se derivan Fernando y Fernández y Hernando y Hernández Fernández (en catalán, Ferrandis o Fernàndez; en portugués; Fernandes; en asturiano, Fernandi; y en hebreo, פרננדז) es un apellido patronímico muy difundido en España y en América. Según datos del 2016 del INE, es el cuarto apellido más extendido en España pues, tras García, González y Rodríguez, lo llevan como primer apellido 917.924 españoles. Otras formas de "Fernández": "Fernán", "Hernando", "Hernández", "Ferrán", "Ferrandis"... La mayoría de los apellidos españoles procedentes de nombres germánicos fueron introducidos en España durante los siglos V-VII por los visigodos, por lo que casi todos ellos vienen de dicha tradición. Su significado sería "viajero valiente"… Los apellidos patronímicos están muy difundidos y son aquellos que han sido originados por un nombre propio. En el antiguo Reino de Castilla y en países que fueron sus colonias, principalmente se utilizaba la desinencia -ez, relacionado con el Reino de Navarra. En cuanto a la F y H, debemos decir que la H es una letra muy compleja, y existe porque ha ido reuniendo a lo largo de la historia una serie de valores, algunos de los cuales han desaparecido pero otros se mantienen", le asegura a BBC Mundo el señor José Manuel Blecua, doctor en Filología Románica, catedrático de Lengua Española y ex director de la Real Academia Española (RAE). El caso es que la H no siempre fue muda. Los fenicios, los primeros al parecer en utilizarla, la pronunciaban como una "J" aspirada. Los griegos la adoptaron del fenicio dándole la forma mayúscula con que hoy la conocemos y pronunciándola como una suave aspiración. Del griego paso al latín, donde poco a poco fue suavizando su sonido. Del latín la H dio el salto al español, donde también en un principio se decía aspirada, es decir, acompañada de una pequeña explosión de aire similar a la que caracteriza hoy en día a la pronunciación de la H aspirada del inglés. L Con el pasar de los años, y dado que en algunas zonas de España esa F se pronunciaba también aspirada, esa letra inicial empezó a ser sustituida por la H a partir del siglo XIV. Es el caso de humo (fumo). Pero, además de adueñarse de varios vocablos en latín que iniciaban con la H, el español se apropió también de numerosas palabras latinas que empezaban con F, y que también en castellano comenzaban en un principio con esa letra. Pero con el pasar de los años, y dado que en algunas zonas de España esa F se pronunciaba también aspirada, esa letra inicial empezó a ser sustituida por la H a partir del siglo XIV. Es el caso por ejemplo de farina, que pasó a ser harina; del verbo hacer (que en sus orígenes era facer), de helecho (felecho en la Edad Media), herir (ferir), hurto (furto), humo (fumo), higo (en "El Cantar del Mío Cid", que data de alrededor del año 1200, aparece como figo) y tantos otros vocablos. Y ese cambio también afectó a palabras que tenían la H intercalada, como es el caso de búho (bufo en latín).AF. A IMAGFP
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miércoles, 10 de marzo de 2021
HERNÁNDEZ Y FERNÁNDEZ
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