Recopila las crónicas que diariamente vengo publicando en el Correo del Caroní y Red Social
jueves, 4 de marzo de 2021
EL ORINOCO, UN RIO OCIOSO
Luis Vicente Guzmán, fundador de la Dirección de Turismo del Estado Bolívar, en tiempos del Gobernador arquitecto Manuel Garrido Mendoza, declaró al asumir el cargo que nuestro gran Río Orinoco debería ser el primer atractivo turístico de Guayana al igual que el Salto Ángel; sin embargo, esa potencialidad turística no ha sido hasta ahora debidamente considerada ni mucho menos explotada. Como en vida se lamentara el escritor bolivarense J. F. Reyes Baena, sigue siendo un río ocioso.
En verdad el Orinoco, hasta mediados del presente siglo, fue útil, pero ahora, para qué sirve ese recolector monstruo de la hidrografía nacional? ¿Para qué sirve ese río tan exaltado, cantado
y pintado por nuestros artistas?
Solamente para pescar y ver pasar las gabarras cargadas de bauxita? Si sirve para algo más, seguro que la generación actual lo ignora, aunque mil crónicas hablen de un gran río que deslumbró a Colón hasta el punto de confundirla con uno del Paraíso bíblico, de un río que conducía a singulares ciudades doradas alentadas en la fértil imaginación de expedicionarios como Sir Walter Railngh y de centenares de hombres, desde Diego de Ordaz; y Alonso Herrera, que murieron en la aventura de su exploración.
Todavía cuando la expedición franco venezolana comandada por el oficial Frank Rísquez Iribarren llegó a las cabeceras, el Orinoco era navegable en casi la extensión de su curso, acarreando toda clase de mercancías, comunicando y vitalizando cada pueblo carente de vías terrestres, Ciudad Bolívar o Angostura era el puerto más importante del Orinoco y su comercio cubría una línea fluvial y marítima que comprendía Trinidad, Cumaná, Margarita, Barcelona, La Guaira, Las Antillas e internamente se extendía por todo el Apure, el Meta, el Guaviare, Portuguesa, Barinas, pero un día fueron descubiertas las montañas de hierro de La Paría y San Isidro y la navegación por el río se circunscribió al tramo de su desembocadura, desde Boca Grande hasta Matanzas en un recorrido de apenas 341 .kilómetros de 2 mil que antes eran
navegables. El resto del río virtualmente ha muerto y en el trayecto de ese curso abandonado, muchos pueblos languidecen.
Aparte de la pesca y de su acción destructiva arrastrando hacia el mar la capa vegetal de su influencia, aparte de desbordarse en la curva de cada ciclo, destruir sementeras y dejar ruina en los bohíos, para qué sirve el Orinoco? ¿Habrá un candidato en el firmamento electoral y político que prometa empeñar su talento y vigor para hacerlo útil? (AF)
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