Se los tragó la selva. Así lo creía la gente
hasta que aparecieron los restos un año después (25-06-85) en la Meseta
Iratepuy. Viajaban en una Cessna 202,
identificada con las siglos YV-229-C, pilotada por el capitán Richard José
Tortorello y de pasajeros José Jereige; funcionario de la Gobernación; Oscar Alemán, fiscal general de Hacienda;
Antonio Castillo, Jefe de investigaciones Especiales del Ministerio de Hacienda;
el fotógrafo de la Gobernación, Carlos Luporsi, y el comisario de la Disip,
Rafael Rodríguez.
La
avioneta monomotor despegó del aeropuerto de Ciudad Bolívar el viernes 29 de junio de 1984, a las nueve de la mañana,
con destino a El Dorado, pero luego de despegar del aeropuerto de esta población
con destino a Santa Elena de Uairén,
pasadas las tres de la tarde, no se supo más de la aeronave y sus ocupantes.
El retorno de la avioneta estaba
pautado para el domingo, y hasta el 2 de julio se creía que el aparato se
encontraba cumpliendo su misión, pues el objetivo de sus ocupantes era el de
utilizar el fin de semana para visitar los campamentos mineros de explotación
aurífera que se encuentran entre el kilómetro 88 y Santa Elena de Uairén.
Dado que las verificaciones hechas
daban como resultado que la Cessna y sus
seis ocupantes no habían sido encontrados en ninguno de los aeródromos de la
Gran Sabana ni tampoco en Boa Vista, Brasil, en donde se creyó que podría haber
aterrizado por el mal tiempo reinante esos días, la jefatura de aeropuerto a
cargo de Rigoberto Belisario, la declaró oficialmente en emergencia y de
inmediato una flote de aviones y helicópteros emprendieron la búsqueda.
La inspección de los campamentos de
explotación aurífera por parte de estos funcionarios tenía que ver con las
denuncias que se venían haciendo en relación a las irregularidades en la
explotación de las concesiones mineras, su invasión por mineros de libre
aprovechamiento y una presunta fuga de oro hacia el exterior desde aeropuertos
clandestinos. (En la foto el Gobernador Edgar Vallée, sigue en un mapa el sitio
probable donde el ingeniero Federico Almenar, jefe de prevención de accidentes
aéreos, cree que debe buscarse la aeronave.
En la izquierda Carlos Luporsi, reportero gráfico)
Diez días después de este accidente,
ocurrió otro en la selva del Cuchuivero, pero con mejor desenlace, pues todos
sus ocupantes resultaron virtualmente ilesos.
Mientras infructuosamente se continuaba
la búsqueda de la Cessna 229-C por los
alrededores de Canaima, se conoció que otra avioneta cayó a doscientos cincuenta kilómetros
al oeste 'de
Ciudad Bolívar, en la selva del Cuchivero.
Pero su piloto, el capitán
Carlos Hernández y un pasajero no
identificado, fueron rescatados por varios mineros buscadores de diamantes y
trasladados hasta una pista cercana desde donde fueron embarcados en la
avioneta del capitán Adalberto González, hasta
Caicara del Orinoco.
Tanto el piloto como el pasajero resultaron con
lesiones leves. La avioneta precipitada a
tierra al apagársele el motor, es una
Cessna 172, siglas YV-549-P. Cubría la ruta Caracas-Caicara-La Centella. Con
este accidente sumaban cuatro los ocurridos en el Estado Bolívar en lo
que iba del año.
El gobernador Edgard Valles,
después de ocho días entre
los campamentos de Puedpa y Canaima, dirigiendo las operaciones de búsqueda de la avioneta 229-C,
perdida desde el viernes 29 de junio de
1984, con seis personas a bordo cuando cubría la ruta El Dorado-Santa Elena de Uairén,
regresó para despachar alguno asuntos de gobierno y reincorporarse nuevamente,
pero inútilmente pues no será sino un año después cuando se ubicará el lugar
del siniestro.
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