El 28 de octubre de 1983, monseñor César Ortega Herrera, párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de Coromoto del Barrio La Sabanita y Capellán de la V División de Selva, fue consagrado Obispo de Margarita por el Arzobispo Crisanto Mata Cova, en la Catedral de Ciudad Bolívar. Al acto asistió el ex – presidente Rafael Caldera, coterráneo de Monseñor Ortega, quien con antelación había sido declarado Vicario General de la Diócesis de Guayana en sustitución de Monseñor Constantino Martadei Donato, quien pasó a ser Obispo de Lagunillas en el Estado Zulia.
De manera que siendo Párroco del barrio
más poblado de Ciudad Bolívar como sigue siendo La Sabanita, y Vicario de la
Diócesis, recibió la buena nueva de su elevación como Obispo, referido a la
Diócesis de Margarita y Coche.
Nacido en la población de
Salom, Estado Yaracuy el 16 de julio de 1938. Monseñor César Ortega Herrera recibió la consagración episcopal en
acto litúrgico cumplido en la Catedral de Ciudad Bolívar el 28 de octubre de
1983, bajo la preeminencia del arzobispo
Crisanto Mata Cova y los prelados Críspulo Benítez, Roa Pérez Henriquez,
Tulio Manuel Chirivela, Antonio José Ramírez, Mariano Parra León, Ángel Polachini,
Marcial Ramírez Ponce, George Panikulem, Francisco de Guruceaga, Mariano
Gutiérrez, Robeo Dávila, Alfredo Rodríguez, Helimenas Rojo, José de Jesús Núñez
Viloria, Nelson Martínez, Baltazar Porras y el Reverendo Padre Avelino Peña, de
Margarita.
Correspondió a Monseñor
Ortega por ausencia del Arzobispo Monseñor Crisanto Mata Cova, anunciar el 22
de agosto de 1979, la creación de la Diócesis de Guayana por Bula Cun Nos de
Juan Pablo II. Lo anunció con estas
palabras: “La diócesis que
acaba de ser creada viene a satisfacer una exigencia de la realidad de Ciudad
Guayana, tanto por su gran número de católicos como por el desarrollo que
experimenta esa ciudad”-
César
Ramón Ortega Herrera fue sacerdote de Ciudad Bolívar durante veinte años desde 1963. Ocupó importantes cargos pastorales, docentes, fue canónico doctoral de la Catedral y durante
nueve años Vicario General de la Arquidiócesis, al cabo de los cuales fue
destinado a regir la Diócesis de Margarita y Coche.
Asimismo, fue nombrado
Administrador Apostólico “sede vacante” de Barcelona, y finalmente el Papa Juan
Pablo II lo nombró Obispo Residencial de Barcelona en 1998 y a su
vez, Administrador Apostólico de Margarita, mientras nombraban a su sucesor.
En la Diócesis
de Margarita tuvo gran proyección catequística, La familia también constituyó tema importante en su labor pastoral. Insistió en la unidad matrimonial. El oriental no es igual al andino, de allí
los esfuerzos del Obispo en estas jurisdicciones eclesiales del oriente venezolano. De igual manera la Pastoral
Social, la liturgia y la espiritualidad no pasó por debajo de la
mesa, sino que todas las actividades eclesiales fueron abordadas y puestas en
práctica bajo estos elementales servicios para el conocimiento humano y espiritual. A partir del 1998 se le nombra
Obispo de la Diócesis de Barcelona, en sustitución de Mons. Miguel Delgado
Ávila. En 10 años de ejercicio pastoral vivió, compartió y acompañó a la feligresía
del Estado Anzoátegui en sus gozos y esperanzas. Todo seguidor de la religión
cristiana no puede estar exento de las realidades humanas de cada feligrés. En ello Monseñor Ortega estuvo muy
atento y claro. En sus 10 años en la Diócesis de Barcelona puso su
empeño en la preparación espiritual y conocimiento de los laicos en los
aspectos espirituales, eclesiales, éticos y morales; la búsqueda de vocaciones sacerdotales
y la creación de nuevas parroquias fue un fundamento importante en la misión de este prelado surgido del populoso barrio La
Sabanita.
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