Baldur Ferzenbach (enla foto),
taxidermista con más de tres decenios en Venezuela y director del Museo de
Ciencias de Carabobo, se le metió en la cabeza, sin mayor fortuna, fundar un Museo de la fauna silvestre
autóctona en la zona turística de
Canaima.
Por
este lugar lo encontramos el 18 de febrero de 1984, acompañado de su hijo,
viendo y reviendo una casa ideal para su propósito que el Instituto Nacional de
Parque había confiscando al jefe de los
pilotos de Avensa.
El
capitán aeronáutico Rafael Martínez, con poco dinero, paciencia y buen gusto,
había hecho de una vieja maloca india toda una arquitectura armonizada con el
paisaje de la Laguna
donde el río Carrao se desparrama.
¡Esta
casa es ideal para el Museo! –exclamaba entusiasmado el taxidermista que hacía
tres decenios había llegado a Venezuela contratado para la realización del
Museo del Parque Nacional Henry Pittier en el Estado Aragua.
“El
Museo Henry Pittier es el mejor testimonio de mi trabajo”- me decía Ferzenbach, a quien poco le quedaba de berlinés.
Ya era venezolano naturalizado. Le sucedió lo que a muchos otros que
vinieron Y se veía contento puesto
que le habían ofrecido posibilidades
para su producción de momificador de animales silvestres. ¡Vaya! Por qué
aguardar que el tiempo geológico los transforme en fósiles. Es mejor
conservarlos desde ahora para bien del conocimiento y de la ciencia.
El
Parque Nacional Canaima, que abarca una extensión de tres millones de
hectáreas, posee una de las faunas silvestres más ricas del mundo y no
vemos por qué los centenares de turistas
que llegan hasta aquí tengan que
regresarse sin penetrar aunque sea someramente en ese mundo prodigioso de la
zoología del parque. El Estado no tendría que invertir nada y, en cambio,
podría obtener mucho dentro de sus fines científicos y culturales.
Este
sería, en caso de materializarse, el segundo Museo de la Fauna Silvestre o
salvaje del planeta. El primero fue
creado entre los pueblos de Villahuesa y Boñar o Castilla y León de España. El
museo está especializado en la fauna de los cinco continentes y dispone de 17
salas en que se enseña muestras de la fauna del lugar en que está ambientada la
sala. Está dirigido por Eduardo Romero Nieto, presidente de la fundación que
lleva su nombre.
Museo de la fauna fue creado gracias al fundador y donante de la colección,
el Dr. Romero Nieto, presidente de la Fundación que lleva su
nombre y cuya entidad se encarga de gestionarlo, en colaboración con la Diputación provincial de León, Ayto de Boñar,
Universidad de León y Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y
León, Confederación Hidrográfica del Duero. Inaugurado el año 2004. Una escena muy
representativa de la sala 8: un puma atacando a un ciervo
Cada una de las
salas representa un lugar especializado del planeta. La Sala 1, por ejemplo, dedicada al Viejo Mundo,
ambientada en los bosques y montañas de Europa. Uno de los
aspectos más atractivos de la sala es una columna de rocas situada en el centro
de la sala con varios animales montañeses como la cabra y el rebeco. Entre
otros aspectos impactantes de la sala es una imagen de una manada de lobos
ibéricos intentando atrapar a un jabalí,
El mayor
atractivo de la Sala 2 son los ciervos rojos, algunos representados
peleándose, si bien también hay otros animales más pequeños típicos de la fauna
mediterránea. La Sala 3 representa
a la China con sus bosques de bambú y la Sala 4 del Lejano
Oriente que representa una estepa asiática.
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