Hoy
día del Escritor y natalicio de don Andrés Bello, la Asociación de Escritores,
conjuntamente con la Fundación Poetas del Río, rinde familiar y cálido homenaje
a la memoria del profesor Diógenes Troncone Sánchez, por todo cuanto él
significó para la educación, el periodismo y las letras bolivarenses.
El homenaje hoy a las tres de la tarde
será en la Casa de la Poesía frente a la Casa del Almirante Brión (Plaza
Bolívar). Se escogió este espacio por
ser su sitio se tertulia como Secretario
General o simple afiliado del gremio de escritores fundado en 1935 en Ateneo de
Caracas y extendido a la provincia tras la caída del dictador Juan Vicente
Gómez.
Correspondió
al antropólogo Miguel Acosta Saignes, quien fue profesor de Diógenes Troncone
en la UCV, ser el primer presidente de
la Asociación de Escritores de Venezuela, seguido por notabilidades como Arturo
Uslar Pietri, Díaz Sánchez, Luis Pastori, Pascual Venegas Filardo, Rómulo Gallego,
José Ramón Medina y otros que serian largo enumerar pero que le dieron a la
Asociación el cuerpo y la solides gremial que conforman 24 seccionales, entre
ellas, por supuesto la de Ciudad Bolívar.
Diógenes Troncone no sólo fue miembro
de la AEV sino singular miembro muy dinámico de la comunidad bolivarense.
Fundador del gremio de periodistas, de la AEV y de varias instituciones
educacionales públicas y privadas, miembro activo del Colegio de Periodistas,
del Colegio de Profesores y de la Asociación de Escritores, fue una personalidad muy peculiar, dedicado a
servir, con un profundo sentido de lo humano.
Era de los que prefieren dar un
paso atrás y analizar antes de seguir adelante. En cierto modo, práctico, leal, trabajador,
crítico de sí mismo y de los demás. Este
era la personalidad de Diógenes, acaso modelada por el constante ejercicio de
la docencia que se tradujo en su relación con la gente y en sus escritos
periodísticos, libre de eufemismos, directos, sin que por ello carecieran de la
sazón de la sal, atenuada con la meliflua propiedad del azúcar. Tal vez por
ello sus artículos firmados con nombre
propio se distinguían con el pre-título “Sal y Azúcar” y no como en sus
primeros tiempos “Rompiendo la Zaranda”, que solía firmar con seudónimo; no para ocultarse, sino en
homenaje a la familia que lo había criado y formado como verdadero hijo, aunque
los Maury venidos de Valencia, eran blancos y él tenía la piel algo quemada,
buscando a su madre María Magdalena Sánchez, una culisa atractiva. De suerte
que “El Negro Maury”, no era tan seudónimo rayano en lo anónimo porque toda la
ciudad sabía de antemano de quién se trataba.
Troncone, quien falleció a la edad de 75 años, dejó varios libros inéditos, entre ellos, El
Correo del Orinoco, La Nueva Educación en Europa, La Opinión Pública, Perfil de
Liderazgo, La Comunicación Insonora y la Pedagogía de J. F. Reyes Baena, los
cuales respaldaron su condición de miembro de la Asociación de Escritores de
Venezuela, Seccional Ciudad Bolívar. La AEV le publicó un opúsculo sobre
“Canaima”, la novela de Rómulo Gallegos y la novela “La ciudad de piedra”. No
obstante haberse especializado en Historia y Geografía nunca dictó en aula esta
materia, en cambio ejerció como profesor de Filosofía y Psicología.
Murió sin estar convencido de la llamada “segunda vida”. “De esa ilusión no vivo, soy escéptico en
tal sentido como bien lo soy al no creer en esoterismo, brujería, espiritismo y
prácticas por el estilo. Soy realista sin llegar a ser materialista, por esa
razón no quise seguir la abogacía. Habría tenido que renunciar a las cosas que
espiritualmente me llenan”.
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