domingo, 18 de agosto de 2013

Cromovibrografía Múltiple

Antonio Esteves (en la foto), Director del Instituto de Fonología Musical del Centro Simón Bolívar, anunció en el mes de agosto de 1973, haber creado específicamente para ser aplicada a las ocho Salas del Museo de Arte Moderno Jesús Soto de Ciudad Bolívar, una música electroacústica que él denominó “Cromovibrografía Múltiple”.
Esteves cuando viajó a Londres en 1961 y luego a París en 1963, frecuentaba  a Jesús Soto, quien en cierta forma influyó para cambiar su estilo y experimentar con la música electrónica.
         Efectivamente, el Museo de Arte Moderno fue inaugurado ese año el 25 de agosto y una de sus novedades interesantes aparte de la colección que allí se exhibió, fue la obra permanente de Estevez que puso a valer el Museo como el único conocido hasta entonces con ese tipo de música electroacústica, similar a la que el propio compositor adaptó a la estructura metálica del Pabellón de Venezuela en Montreal en 1968.
         Previamente a la inauguración del Museo, el musicólogo venezolano estuvo durante una semana en Ciudad Bolívar trabajando en la instalación del sonido en cada una de las salas de exhibición del Museo.  Entonces dijo haber captado la belleza y vibraciones de los trabajos expuestos en el Museo y sobre esa base, aplicado un tipo de música integrado a la manifestación artística.
         La obra, totalmente plástica y musical, se la imaginaba el musicólogo como un satélite artístico vibrando en el aire.  Cada una de las ocho salas, de acuerdo con las obras artísticas que exhibía tenía adaptada una música muy particular, es decir, consustanciada o identificada con las obras expuestas. Individualmente cada sala tenía su propia personalidad.  En síntesis, se propuso el autor lograr en lo posible que todo vibrara dejando el margen  subjetivo del artista auditor y contemplador que capte las emanaciones espirituales que se desprenden del hecho integral.   
         Pero la obra más representativa del Maestro Estevez es indudablemente  La Cantata Criolla, “Florentino el que cantó con el Diablo”, logrando que la cultura llanera llegara a todas partes del mundo, transmitiendo las emociones propias de su esencia, tal como posteriormente se lo expresa el poeta Arvelo Torrealba en una carta: “…su Cantata se nos revela sosegadora e inquietante, llana y profunda, universal y criolla, popular y erudita, real y fantasmagórica”. La estructura formal de la cantata, que incorpora voces y música instrumental, fue la forma perfecta para componer esta obra. “la descripción musical de la tierra plana está realizada con notas largas en un marco de pocas y recias notas cortas y como fondo; un persistente ritmo de cabalgadura y a veces, tonadas de ordeño. Los sonidos del agua y del viento, producidos por instrumentos, completan la descripción. De seguidas, un ritmo acelerado de joropo acompaña el contrapunteo de lo dos solistas: un tenor (Florentino) y un bajo (el diablo), quienes cantan los versos del romance de AAT. Para los grandes momentos el compositor utilizó fragmentos de música religiosa; en la invitación a cantar hecha por el diablo a Florentino, se oye el “dies irae” ( día de ira: canto del oficio de difuntos; en la huida del Diablo al sentirse derrotado, el “Ave Maris Stella" (salve estrella los mares).                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    
         Antonio Estévez  murió en Caracas el 26 de noviembre de 1988 y con él, el sonido que Soto le había pedido para su Museo.  Pero sobrevive el Instituto de Fonología Musical fundado por él al igual que el Orfeón de la UCV fundado en 1943 y su obra más representativa la Cantata Criolla que le valió el Premio Nacional de Música en 1950.




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