El segundo diamante más grande hallado
en las minas de Guayana, después de la piedra preciosa de Barrabás, pesó 57,85
quilates métricos, de color amarillo y con la forma de un octaedro. Fue
hallado en las ricas minas del río Guaniamo, afluente del Cuchivero, Municipio
Cedeño, al sur del Orinoco.
Lo halló un
humilde minero de nombre Víctor Jesús Túnez, de 35 años de edad, natural del
municipio El Palmar, de este Estado.
Oleg Andreyev, funcionario del Ministerio de Minas, dijo que esta piedra preciosa
era la primera, por su forma y pureza, que se hallaba, en Venezuela, pero por
su dimensión la segunda, después de la
que halló Teófilo Huckson (a) "Barrabás" en los placeres
diamantíferos de Polanco. La de "Barrabás" pesó 155 quilates
métricos y el Presidente de la República
Isaías Medina Angarita, quien la tuvo en sus manos, la bautizó con el nombre “Libertador” en
homenaje a Simón Bolívar, quien pasó sus mejores días de guerrero en la Angostura del Orinoco.
La piedra fue
justamente hallada en un barranco hecho por Túnez, entre La Cuaimita y La Salvación , y en el
propio lugar fue vendida por 85.000 bolívares a un italiano, quien la llevó
consigo hasta Ciudad Bolívar para cumplir con las formalidades establecidas en la Ley de Minas.
El italiano de
nombre Hugo Leonello, veneciano, considerado como un experto comprador de
diamantes, con más de diez años radicado en la ciudad capital del estado, era
dueño del negocio "Diamantes Caroní", ubicado en la calle Venezuela. Al conocer del importante hallazgo no vaciló
en adquirir el diamante en el precio de 85.000 bolívares, porque a golpe de
vista le entró la sensación de que le ganaría un 30 por ciento más sobre su
valor real.
Dijo en esa
oportunidad (20 de noviembre de 1968) que para estar sobre-seguro, se asoció
con su paisano, Antonio Rossi, quien manufactura diamantes en Toronto, Canadá.
Rossi se hallaba casualmente aquí y estuvo presente en la
Oficina de del Ministerio de Minas, donde el gemólogo Andrés
Andeyev pesó y apreció la calidad del
diamante.
Los socios,
visiblemente emocionados, pensaban viajar de inmediato a Nueva York y Canadá
donde era posible conseguir buenos precios por la piedra preciosa. Creían que
se podía negociar a 450 dólares el quilate. De todas maneras, resultaba difícil
una estimación precisa debido a que una piedra de esta naturaleza sólo aparece
cada 20 años.
El minero Víctor
Jesús Túnez, quien encontró la piedra, llevaba seis meses en la selva
desbarrancando y suruqueando la tierra, soñando con encontrar una piedra grande.
Al parecer es este el sueño de todo buscador de diamantes.
Las minas
diamantíferas del Guaniamo, de libre aprovechamiento, comenzaron a ser
explotadas artesanalmente en 1967 y sorprendió su existencia toda vez que hasta
entonces se creía que no había diamantes fuera del Caroní. El torrentoso Caroni
siempre se ha tenido como muy rico en piedras preciosas. Entonces,
sorpresivamente le apareció competidor: el Guaniamo, un río que nace en el
propio corazón del extenso municipio Cedeño y desemboca en el Cuchivero, curso
de agua legendario donde se recrea el mito cosmogónico de los Tamanacos.
Unos 12 mil mineros y gente que viven de los
mineros como los comerciantes de toda laya y las prostitutas había entonces en las
minas del Guaniamo habitando en carpas, barracas y techumbres
improvisadas, en medio de condiciones
sanitarias de difícil control y
amenazados constantemente por zoonosis
como la malaria y la fiebre amarilla. (AF)
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