La obra es un seguimiento de la andanza
de gallegos en 1931 cuando visitó esta región con el propósito de acopiar
materiales para escribir una novela sobre la selva. Fue editada por la CVG y al
acto de bautizo y presentación del libro asistieron los hermanos Alexis y
Sonia, hijos del maestro de la novelística venezolana.
Sirvió de marco al acto una exposición
gráfica y de impresos relativa a la vida del escritor, facilitada por el
cronista de la Ciudad Guayana, Leopoldo Villalobos.
Canaima fue escrita por Gallegos en
España durante su primer exilio en la época de Gómez. Este libro preparado por Manuel Alfredo Rodríguez con fotografías de Thea
Segall y la colaboración de gente importante de Guayana como Eduardo Jahn
Montauban, fundamentalmente, en el cotejo de los apuntes tal como lo consignó
Gallegos en un memorando que conservan sus hijos y el cual se fotocopió en el
libro al lado de los textos definitivos de la redacción. Por ejemplo, los
apuntes que recogió en Tumeremo y luego la redacción definitiva de la novela.
Asimismo las anotaciones sobre la
explotación del oro tal cual como Gallegos las tomó de su puño y letra y luego
la redacción definitiva y acabada en la novela Canaima, incluyendo los dibujos,
porque Gallegos hacía dibujos de algunos objetos como el Tamiz y el Palín que
luego describía.
“Y Gallegos creó Canaima”, empieza con
una introducción en la que MAR narra todas las peripecias del viaje del maestro
Gallegos por Guayana. La fecha en que llegó, la gente que lo acompaña, la
permanencia aproximada en cada lugar.
Para lograr esta reconstrucción del
viaje por el paisaje geográfico, MAR tuvo la fortuna de contar con dos
testimonios invalorables, el de Rafael Lezama, quien acompañó a Gallegos
durante todo el viaje y la entrevista que un trabajador de la cultura, doctor
Eduardo Jahn, le hizo a Lezama antes de morir y la cual está contenida en una
cinta magnetofónica donde explica todas las peripecias del viaje.
Horacio Cabrera Sifontes lo puso en
contacto con personas, documentos y pistas sobre el paso de Gallegos por
Guayana. Otro tanto hizo don Oscar Figarella.
MAR se encontró con una bellísima
página que Gallegos escribió en el álbum de Ana Luisa Contasti. Gallegos personificó en ella el impacto que
le produjo la ciudad: “Y es que las sirenas del Orinoco
cantan desde las alturas de la ciudad
cuando la dulce atardecida o en la apacible noche florecen como mágicos
jardines, las azoteas al asomarse a ellas las muchachas, todas llenas de
gracia, para templar con la suntuosidad de los incomparables crepúsculos, el
poder embrujador de sus miradas o para hundirlas soñándolas en las hondas
lejanías dominadas bajo el claro encanto
lunar…mientras en las silenciosas playas el majestuoso río acurruca a la ciudad
gentil con el madrigal de plata de sus
luces espumosas”.
Cosa curiosa es que Gallegos nunca
navegó el Orinoco, no obstante el
“Pórtico” de su novela Canaima hace suponer lo contrario. Gallegos apenas
estuvo 25 días en Guayana. De esos 25 días casi todos los pasó en Ciudad
Bolívar y cinco en Tumeremo al borde de la selva. Lo que sorprende a MAR no es la genialidad
creadora de Gallegos sino ese fenómeno que se opera en él y que algunos
filósofos llaman “La vivencia” que es cuando las cosas lo aprehenden a uno y
uno se sumerge en las cosas.
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