El
pueblo minero Las Claritas, a 88 kilómetros de las Colonias de El Dorado, se
convirtió a finales de los años ochenta en
la mejor plaza de toda Venezuela para la compra y venta de oro.
Allí convergían de todo el país
representantes de unos 2.000 entes con licencias para comprar oro. En el Estado Bolívar
permanentemente existían activos 250, afiliados a la Asociación Única de
Compradores de oro y diamante de Venezuela, que presidía José Vicente Ledesma.
La parroquia Las Claritas en el
kilómetro 88 funcionaba como una Pequeña Bolsa de Oro. Aquí se compraba en
función de la oferta y la demanda y a través de un sistema de comunicación
privada: Las Claritas-Ciudad Bolívar-Caracas-Nueva York siempre al día con los
precios.
José Vicente Lezama aseguraba en tiempo
presente que unos 30 millones de bolívares, circulan diariamente en ese mercado
del oro. Oro de mina, en polvo, que tiene una Ley entre 920 y 930. El cobrador
lo adquiere con el 21% menos del precio internacional involucrando en el mismo
el 3% del Impuesto y el 14% que se estima es lo que merma en el proceso
consiguiente de fundición y refinación. El margen de ganancia es del 4% para la
cadena de comercialización.
Aparentemente es poco, pero no es así
puesto que en este negocio se manejan cifras muy importantes. Permanentemente
hay un riesgo. Aparte del matraqueo y los asaltos que están a la orden del día
se corre el peligro de que el oro no corresponda a la ley declarada. Pero
existe un método para detectar si se trata realmente de oro y es utilizando el
ácido nítrico. Si el metal ennegrece al serle aplicada una gota de ácido,
seguro que no se trata del metal precioso, igualmente si se le aplica un
soplete hasta el rojo vivo.
Cada comprador tiene su propio sistema
de seguridad. No utiliza chequeras ni tarjeta de crédito porque los mineros son
muy desconfiados y exigen su dinero efectivo. Hay agencias bancarias próximas,
pero generalmente no disponen al instante de las cantidades millonarias que se
manejan para la compra del oro.
Generalmente el oro de mina se compra
en polvo y luego hay que fundirlo y convertirlo en barras. Más tarde para
purificarlo y poderlo vender al Banco Central hay que refinarlo en un
Laboratorio hasta lograr una Ley de 999.5 mínimo que ni más ni menos es el que
acepta el BCV.
En ciudad Bolívar hay seis
laboratorios, uno en Tumeremo y otro en el Km., 8 los cuales cobran 2 mil
bolívares por kilogramos y 200 por análisis de la Ley. Este proceso de
refinación dura tres días y cuando se pacta una venta con el BCV se debe
entregar en el lapso de 8 días.
Hoy vemos que lo que inicialmente era un campamento
minero se ha convertido en un pueblo más del sur del Municipio Sifontes., cuya
cabecera es Tumeremo que también ha crecido merced a la bendición de ese dorado
que nunca pudieron hallar los hispanos.
Cuando la
empresa minera canadiense Cristallex contrato con el Estado venezolano la
exploración y explotación de los ricos yacimientos auríferos, antes de ser
rescindido el Contrato, entregó unos 15
millones de dólares para ser invertidos
en materia de servicios como agua, energía eléctrica, redes cloacales, lo cual
fue considerado insuficiente para la magnitud de la explotación minera que iba
a ser realizada en la zona.
Parte de esos reclamos motivaron una
manifestación de parte de cientos de mineros en la troncal 10, la cual fue
motivo para juzgar al entonces alcalde del municipio Sifontes, Carlos
Chancellor, condenado por este caso a más de 7 años de prisión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario