jueves, 19 de junio de 2014

El oro de Las Claritas

El pueblo minero Las Claritas, a 88 kilómetros de las Colonias de El Dorado, se convirtió  a finales de los años ochenta en la mejor plaza de toda Venezuela para la compra y venta de oro.
         Allí convergían de todo el país representantes de unos 2.000 entes con licencias  para comprar oro. En el Estado Bolívar permanentemente existían activos 250, afiliados a la Asociación Única de Compradores de oro y diamante de Venezuela, que presidía José Vicente Ledesma.
         La parroquia Las Claritas en el kilómetro 88 funcionaba como una Pequeña Bolsa de Oro. Aquí se compraba en función de la oferta y la demanda y a través de un sistema de comunicación privada: Las Claritas-Ciudad Bolívar-Caracas-Nueva York siempre al día con los precios.
         José Vicente Lezama aseguraba en tiempo presente que unos 30 millones de bolívares, circulan diariamente en ese mercado del oro. Oro de mina, en polvo, que tiene una Ley entre 920 y 930. El cobrador lo adquiere con el 21% menos del precio internacional involucrando en el mismo el 3% del Impuesto y el 14% que se estima es lo que merma en el proceso consiguiente de fundición y refinación. El margen de ganancia es del 4% para la cadena de comercialización.
         Aparentemente es poco, pero no es así puesto que en este negocio se manejan cifras muy importantes. Permanentemente hay un riesgo. Aparte del matraqueo y los asaltos que están a la orden del día se corre el peligro de que el oro no corresponda a la ley declarada. Pero existe un método para detectar si se trata realmente de oro y es utilizando el ácido nítrico. Si el metal ennegrece al serle aplicada una gota de ácido, seguro que no se trata del metal precioso, igualmente si se le aplica un soplete hasta el rojo vivo.
         Cada comprador tiene su propio sistema de seguridad. No utiliza chequeras ni tarjeta de crédito porque los mineros son muy desconfiados y exigen su dinero efectivo. Hay agencias bancarias próximas, pero generalmente no disponen al instante de las cantidades millonarias que se manejan para la compra del oro.
         Generalmente el oro de mina se compra en polvo y luego hay que fundirlo y convertirlo en barras. Más tarde para purificarlo y poderlo vender al Banco Central hay que refinarlo en un Laboratorio hasta lograr una Ley de 999.5 mínimo que ni más ni menos es el que acepta el BCV.
         En ciudad Bolívar hay seis laboratorios, uno en Tumeremo y otro en el Km., 8 los cuales cobran 2 mil bolívares por kilogramos y 200 por análisis de la Ley. Este proceso de refinación dura tres días y cuando se pacta una venta con el BCV se debe entregar en el lapso de 8 días.
Hoy vemos que lo que inicialmente era un campamento minero se ha convertido en un pueblo más del sur del Municipio Sifontes., cuya cabecera es Tumeremo que también ha crecido merced a la bendición de ese dorado que nunca pudieron hallar los hispanos.
  Cuando la empresa minera canadiense Cristallex contrato con el Estado venezolano la exploración y explotación de los ricos yacimientos auríferos, antes de ser rescindido el Contrato,  entregó unos 15 millones de  dólares para ser invertidos en materia de servicios como agua, energía eléctrica, redes cloacales, lo cual fue considerado insuficiente para la magnitud de la explotación minera que iba a ser realizada en la zona.
 Parte de esos reclamos motivaron una manifestación de parte de cientos de mineros en la troncal 10, la cual fue motivo para juzgar al entonces alcalde del municipio Sifontes, Carlos Chancellor, condenado por este caso a más de 7 años de prisión.



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