En diciembre del año 1972, la
Inspectoría del Tránsito Terrestre, recién posesionado el Teniente José Rafael
Matos en sustitución de su homólogo J. J. Fernández, comenzó a eliminar los “Pare”, señal de
tránsito en las intercepciones de vías dentro del perímetro urbano de Ciudad
Bolívar y Ciudad Guayana.
Entonces se inauguró la era de los Semáforos
automático que ya existían en otras ciudades del mundo desarrollado gracias al
ingenio de Garrett Morgan, inventor norteamericano a quien igualmente se debe
la máscara antigás que salvó a muchos soldados durante la Segunda Guerra
Mundial.
Pero el argumento dado entonces para justificar la
eliminación de los “Pare” no era por el advenimiento o adopción del Semáforo
toda vez que éstos siempre han sido ubicados en las avenidas de tránsito
intenso como la Táchira, la República, la 17 de diciembre y avenida Jesús Soto,
sino que los accidentes automovilísticos ocurrían con mayor frecuencia en las
intercepciones señalizadas con la bendita palabra de cuatro letras. Sin embargo, a nadie se le ocurrió pensar que
los accidentes no se registraban por culpa de los “Pare” sino porque los
conductores “se lo comen” imprudentemente lo mismo que hoy “se
tragan la luz roja del Semáforo”.
Lo cierto es que 32 años después, la Inspectoría del
Tránsito Terrestre ha reconsiderado el asunto y de nuevo está volviendo con la señal de costumbre, por lo
menos en la redoma de la avenida Upata y en la redoma del Psiquiátrico, lugares
donde el congestionamiento de vehículos en tránsito pone los pelos de punta.
Ahora Ciudad Bolívar y no sabemos si Ciudad Guayana,
tienen doble señalización en este sentido, los Semáforos y los “Pare” y según
nos han informado, pronto vendrán los Semáforos informatizados que detectan y responden al tráfico a través
de un cable enterrado bajo el asfalto. Una corriente eléctrica pasa por el
cable y crea un campo magnético. Cuando un automóvil interfiere con ese campo
un ordenador o computadora de tráfico que está junto a la carretera detecta su
presencia y hace cambiar la luz cuando
no existe peligro.
Mucho antes que los “Pare” y todavía en forma
complementaria se mantiene, la
señalización era acústica y se denominaba, al menos aquí en Venezuela, bocina,
corneta o claxon, pegadas en la parte lateral del automóvil que no era más que un
instrumento compuesto de una pera de goma y una trompeta. Al presionar la
pera, el aire salía por la trompeta produciendo un sonido de alerta.
Posteriormente la bocina o señal acústica, fue sustituida por un dispositivo
eléctrico que funciona desde el propio
volante del auto al ser accionado.
En la cultura contemporánea, el claxon o bocina es uno
de los más frecuentes elementos de la contaminación sonora, Muchas personas al volante accionan el claxon o bocina sin la debida
consideración de las personas ni circunstancias circundantes.
Su uso indiscriminado es impertinente, por ello la ley
sólo autoriza su uso con toques repetidos y cortos en los
siguientes casos: Para evitar un posible accidente. Para avisar de nuestra
posición a quien intenta incorporarse a la vía
y para avisar al conductor que nos precede de nuestra intención de
adelantar.
La bocina primitiva se mantiene, pero en forma
evolucionada. No pudieron sepultarla los
“Pare” marcados en las intersecciones, ni tampoco la llegada de los Semáforos,
aunque pudiéramos decir que los Semáforos acabaron o hicieron disminuir
notablemente a los “Pare”. Su
eliminación aguzó la chispa de los parroquianos al decir “Pare de sufrir”
en alusión a una comunidad religiosa
brasilera extendida hasta Venezuela, que
obliga a pagar multas como alguien que se traga el Pare.
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