Saludos, apreciado señor Américo. Mis más sinceras felicitaciones por tu destacada labor. Mi nombre es Jesús Alcívar, soy relacionista y músico. Pertenezco a la Sinfónica Juvenil Teresa Carreño, como clarinetista. Y también toco en el Ensamble Raudal (música venezolana).
Le escribo por esta vía, para obtener información fidedigna, de usted, sobre un hecho que me genera gran curiosidad e interés, como lo es La Guerra de los Clarinetes, suscitada en Maracaibo, estado Zulia, hace ya varias lunas.
Cualquier aporte que Ud. pueda generarme con respecto a este tema. Sería muy importante para mí, ya que es difícil ubicar información sobre tal hecho.
De antemano, muchísimas GRACIAS! Jesús Alcívar (K-mbur) Twitter: jesusalcivar PIN-LiveProfile: LP4SA3PW WhatsApp: 04167185578 jesusalcivar@hotmail.com
R: Hola, amigo: lo único que puedo informarte al respecto es lo que sobre el tema escribió hace tiempo Jesús Ignacio Pérez Perazzo, caraqueño, creador de la Banda Sinfónica Juvenil, y que a la letra dice así: “Como nota curiosa y característica de las peculiaridades del movimiento musical venezolano, vale la pena agregar un pequeño comentario acerca del episodio conocido en nuestra historia musical como La Guerra de los Clarinetes, la cual tuvo lugar en el estado Zulia, entre finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX; y gracias aportados por el apreciado amigo y destacado clarinetista y compositor, Lucidio Quintero Simancas, he podido recopilar.
A lo largo de este período eran frecuentes los encuentros o guerras entre músicos para demostrarse mutuamente y demostrar a los demás las habilidades oatleticismos en la ejecución instrumental; para lo cual, los contendores seleccionaban valses y otras obras conocidas como poseedoras de dificultades y problemas técnicos y se retaban públicamente para tocarlas, demostrando sus habilidades personales y comparándolas con las del otro u otros instrumentistas participantes en la contienda.
Estas guerras tenían lugar en salones de fiestas y eventos sociales, pero también en locales públicos como bares, cervecerías, bodegas y hasta en alguna tradicional esquina de calle de la vieja Maracaibo. Adicionalmente, el público y en ocasiones, los propios contendores, formulaban sus apuestas a favor de los distintos participantes. El instrumento preferido para estas contiendas era el clarinete, en un principio los de trece llaves (eran impensables los modelos de 17, 18 y hasta 20 y 27 llaves), fácil de transportar en su cómodo estuche; además, la sonoridad, tesitura y brillo de timbres convertían a este instrumento en ideal para tales ocasiones. Son memorables los nombres de algunos protagonistas de las guerras, tales como los clarinetistas: Castor Villalobos (1896-1962), patriarca de una familia de músicos; Adalberto José Padrón; Tubarcaín Pirela, medio hermano de Padrón; Francisco Pirela; y el popular Trinito, clarinetista por fantasía, como se solía llamar a los músicos con habilidad natural, sin formación académica.
Los músicos protagonistas de tales batallas, por lo general pertenecían a las bandas. Por esos tiempos fueron directores de la vieja Banda Cívica de Maracaibo que había sido fundada en 1878, y luego trasformada sucesivamente en Banda Bolívar (1891); Banda Gómez (1908); Banda del estado (1925); en orden cronológico: los maestros, el italiano F. Graciossi; Juan Delgados; Eduardo Perich; otros italianos, Luis Lupi, Leopoldo Martucci, José Ricci, Cayetano Martucci; Federico Williams; y luego, el maestro Alberto Villasmil Romary (1925-1991), quien había dirigido la Banda Municipal Rafael Urdaneta; en 1964, asumió la dirección, y a partir del 11 de septiembre de 1964 la llevó a convertirla en la Banda de Conciertos Simón Bolívar del estado Zulia. El progresivo desarrollo musical de esta agrupación musical sirvió para lograr cada vez mejores instrumentistas, instrumentos y herramientas técnicas lo cual incentivaba la práctica de las tradicionales guerras que, a mediados del siglo XX, se fueron olvidando”.
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