La
obra con la cual Jesús Soto obtuvo el Premio Nacional de Pintura 1960, se declaró desaparecida el 25 de agosto de la
Gobernación del Estado Bolívar.
La obra fue adquirida por el profesor José
Simón Escalona, director de Educación y Cultura para la época, a instancia del
poeta Luís García Morales y del médico Oscar Montes. Costó 20 mil bolívares,
dinero que sirvió de mucho a Soto que entonces atravesaba una situación
económica crítica en París.
El cuadro que se exhibía con orgullo en
el despacho de la Dirección de Educación y Cultura del estado desde los tiempos
de gobernador Diego Heredia Hernández, se dio por desaparecida y nadie sabe
cuándo ni cómo.
La directora de Educación, profesora Enedina
Villarroel, informó que cuando recibió el despacho, la obra no aparecía ni
siquiera en el inventario y ordenó investigar
el destino tanto de esa obra como de otras, incluyendo la de un pintor guayanés
que ganó un premio en Milán.
Sin embargo, un día cualquiera que Jesús
Soto visitaba la Gobernación del estado, se le ocurrió ir al baño y cuál no
sería su sorpresa al ver que su obra estaba allí tapando el tanque de un
sanitario. Sin mucho aspaviento, Soto tomó la obra y se la llevó para
restaurarla y desde entonces nada se sabe del paradero de la misma, seguramente
se halla en Paris formando parte de la gran colección que nunca Francia le dejó
sacar para continuar alimentado su Museo de Arte Moderno en Ciudad Bolívar.
Igualmente ha ocurrido con esculturas,
cerámicas primitivas, fósiles de animales prehistóricos y otros objetos de
valor artístico como históricos, sin incluir los que intencionalmente han sido
sustraídos por manos criminales del Museo de Arte en la Casa del Correo del Orinoco.
Cuando se iniciaron los trabajos de
reconstrucción y restauración de la
Catedral de Ciudad Bolívar, desaparecieron los vitrales. Antes por obra y arte de birlibirloque había
desaparecido una antigua araña de cristal que según las malas lenguas
atribuyeron al Gobernador Mario Briceño Iragorri para donarlas a la Iglesia de Santa Ana de su
nativo Estado Táchira. Esto no se ha
podido comprobar, pero sí la estatua
pedestre de Miranda sacada con la venia
del Gobernador Luis Raúl Vásquez Zamora, de la Granja del Estado donde se
hallaba guardada, para reubicarla en Palo Negro.
Los Catalejos que el General Manuel Piar
utilizaba en las batallas que libró a favor de la Independencia ,
incluyendo la del 11 de abril de 1817 en San Félix, fueron sustraídos de las
pertenencias confiscadas al héroe de la Batalla de Chirica y al parecer se hallan en Maracay, seguramente en manos de los
herederos de Bartolomé Tavera Acosta, quién también se llevó de Guayana las
Memoria del General Farreras.
En la Casa de San Isidro por muchos años estuvo
expuesta en uno de los muros de la entrada una campana del Siglo XVIII que
perteneció a la antigua ciudad de Santo Tomás de Guayana. ¿Qué se hizo esa campana, dónde se
encuentra? Igualmente ya no se ve expuesta en la pared interna un rifle de la Batalla de Boyacá, donada
a la ciudad por el Cónsul de Colombia.
Desapareció del jardín interno de la Biblioteca del Estado,
el busto en bronce de Rómulo Gallegos realizado por el escultor falconeano
Asdrúbal Meléndez, autor igualmente del busto de López Contreras que se halla
en el Comando de la Guardia Nacional.
Los fósiles casi intactos de un
Gliptodonte hallado por buscadores de diamantes en las minas del Guaniamo,
fueron comprados por un antropólogo norteamericano y sacados del país amparados
por la indiferencia oficial (AF)
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