Son seis mosquitos los responsables de la transmisión del paludismo en Venezuela: el anofeles Darlingi, en Guayana; el Albimanus, en la costa; el Albitarsis y el Núñeztovaris, en occidente; y el Albitarsis, el Pseudopenctipenneis y Emilianus, en Oriente, lo dijo el doctor Rolando Sifontes, jefe de la División de Malariología del Ministerio de Sanidad a un grupo de periodistas que concurrió el 14 de febrero a un taller de trabajo.
El anofeles Darlingi es un mosquito que trasmite el paludismo en toda Guayana, pero en las zonas que están por debajo de los 600 metros sobre el nivel del mar, lo que significa que en la Gran Sabana, desde la Piedra de la Virgen hasta Santa Elena de Uairén, no es posible que Darlingi inyecte en la sangre de una persona la semilla de la malaria que son cuatro: Plasmodium vivax; P, falciparum; P. malariae y P. ovale.
El último parásito no existe en Venezuela; el penúltimo se halla erradicado y sólo los dos primeros predominan. El Plasmodium vivax produce fiebres benignas, mientras que el falciparum las produce malignas. Es el más terrible de los parásitos y ha habido pacientes que han muerto a las 24 horas.
El año pasado (1988) en Guayana se registraron 8.800 infecciones por P. falciparum, 22.180 por P. vivax y 20 infecciones mixtas, es decir, con los dos parásitos.
Pero aclaró el doctor Baldassare Rugeri que el anofeles hembra es el que trasmite la enfermedad por ser hamatófago, pues requiere de sangre para ovular. El anofeles macho es fitógafo, se alimenta de frutas.
El hábitat del anofeles es la selva. Allí están desde hace 50 mil millones de años, en tanto que el hombre apenas tiene 50 mil años en la tierra.
No todos los Anopheles son transmisores del plasmodio causante de la malaria, experimentalmente se han seleccionado cepas de A. gambiae que encapsulan y matan al parásito una vez que ha invadido su pared estomacal; a la espera de conocer la base molecular de este proceso, se especula con la liberación de mosquitos modificados genéticamente que no sean transmisores de malaria, con la intención de ir sustituyendo a las cepas silvestres que sí lo son.
Se sabe que en África los transmisores de malaria Anopheles gambiae y Anopheles funestus poseen una importante antropofília, es decir, que el ser humano es su principal fuente de nutrición. Por ello, poco se puede remediar controlando hospedadores animales, salvo en casos de demostrada zoofilia por parte del vector.
La mayoría de Anopheles son crepusculares o nocturnos. Algunos se alimentan dentro de los hogares (endofagia), mientras que otros prefieren alimentarse fuera de ellos (exofagia), y tras la ingesta de sangre, algunos mosquitos prefieren reposar dentro (endofilia) y otros fuera (exofilia); no obstante, este patrón de comportamiento cambia según la localización geográfica, las características del hogar y las condiciones microclimáticas. El uso de redes impregnadas de insecticida dispuestas de forma que rodeen las camas, a modo de barrera física, y pantallas que impidan el acceso del mosquito a través de las ventanas, son dos métodos demostrados que reducen significativamente los casos de picadura de Anopheles del tipo nocturno-endofágico. Los mosquitos endofílicos pueden combatirse mejor rociando el interior de insecticida. En cambio, los exofágicos y los exofílicoss se controlan mejor destruyendo las zonas de cría.
Aunque es poco conocido, en Europa hubo transmisión de la malaria hasta mediados del siglo XX y así por ejemplo, en España la erradicación no fue certificada hasta 1964. En los países mediterráneos, las especies más importantes en la transmisión de esa enfermedad fueron An. sacharovi, An. atroparvus y An. Labranchiae.
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