El 15 de noviembre de 1993, el Gobernador Andrés Velásquez nombró al doctor Leandro Aristeguieta, Presidente fundador del Jardín Botánico del Orinoco, acompañado en la Junta Directiva por el arquitecto Ricardo Vitanza, el doctor Eduardo Jhan, el escritor Horacio Cabrera Sifontes, el antropólogo Alfredo Inati, el doctor Ramón Castro Mata y la Ing. Dorothy Castro.
El Jardín Botánico del Orinoco se llevó adelante gracias a un Convenio suscrito el 31 de mayo de 1992 entre la CVG, Gobernación y Alcaldía que aportó las 60 hectáreas de La Laguna donde se desarrolló el proyecto.
Una Fundación tuvo a su cargo toda la dinámica administrativa y productiva del Jardín, regida por un Consejo Superior formado por el Gobernador, quien lo presidió, el Presidente de la CVG, el Alcalde de la Ciudad, el Rector de la UNEG y un Presidente que actúa como Secretario Ejecutivo de la Fundación.
Además del consejo Superior, existía la Junta Directiva que se ocupaba de la Gerencia y Administración de la Fundación integrada por el Presidente de la Fundación y representantes de la Alcaldía, CVG, el Director de Educación, Director de Cultura, Director de Turismo, director de MARNR, el Jefe de Imparques y representantes de cada uno de los sectores existentes del Jardín Botánico.
El Jardín Botánico del Orinoco posee una serie de características que no son frecuentes en otros Jardines y una de ellas es la de estar en el propio corazón de la ciudad, lo cual conlleva a cumplir funciones que en general no son propias de los Jardines Botánicos, tales como el Paseo Raúl y Menca de Leoni, Pista de Trote, Canchas para básquet, voliball y futbolito, además de un espacio abierto para juegos espontáneos, barras paralelas, argollas y otros equipos de ejercicios gimnásticos.
La idea del Jardín Botánico, sobre la razón de que en Guayana está concentrado el mayor caudal de agua y de bosques, era para entonces relativamente vieja. La propuso siendo Gobernador del Estado, el ingeniero agrónomo Diego Heredia Hernández, pero no encontró asidero político. Quien esto escribe lo apoyó decididamente desde las columnas de El Bolivarense, contrariando al amigo Antonio López Castillo, opuesto desde las filas del PCV a erogaciones públicas inoportunas y distintas a las que reclamaba para su bienestar la clase obrera.
Sin embargo, fue Andrés Velásquez, un Gobernador de extracción obrera, quien le dio calurosa acogida a la idea recogida con antelación por la CVG a instancias de Leandro Aristeguieta, biólogo especializado en botánica, que tiene su parte en el Jardín Botánico de Caracas al igual que sus protagonistas Henry Pittier y Tobías Lasser.
La idea dejó el vuelo y aterrizó en el sitio más privilegiado de la ciudad capital: La Laguna del antiguo Paseo o calle El Porvenir, otrora calamidad pública por sus aguas insalubres. La Laguna, al fin desecada y rescatada en la dimensión de sus sesenta hectáreas, era recipiente de lo que comenzó a ser el Jardín Botánico del Orinoco.
José Nancy Perfetti, pensó siempre en el área del Aeropuerto, una vez reubicado como se pedía, para que se transformara en el Pulmón Verde de Ciudad Bolívar. Tal vez veía la Laguna como imposibilidad inmediatamente práctica; sin embargo, es la que reúnía las condiciones naturales ideales; no solo por estar en el mero corazón de la ciudad, recostada casi al Río Padre, sino por sus características naturales coronadas por la zona espectacular de Mango Asao, donde según el proyecto que se venía materializando con vigor y entusiasmo, estaría el Crasuletum presidiendo desde su verde aridez xerófila todos los ambientes taxonómicos y ecológicos del Jardín, pero es evidente que la filosofía de esta gran vitrina o exhibidor de la flora guayanesa, se ha empañado durante los últimos años, lamentablemente.
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