El 17 de abril de 2014 murió Gabriel García Márquez Escritor, guionista, editor y periodista colombiano., autor de la universal novela "Cien años de Soledad", Premio Nobel de Literatura, y a quien recuerdo personalmente, pues el 28 de marzo de 1990, , estuvo de paso visitando durante dos
horas Ciudad Bolívar, acompañado de su esposa Mercedes, María Di Mase, Ceciia
Matos, del capitán de fragata, Julio
Peña Acevedo, edecán del Presidente de la República Carlos Andrés Pérez y del Jefe de Relaciones Públicas de Edelca,
William Riera.
Yo,
en mi calidad de Cronista y corresponsal de El Nacional le serví de
cicerone al distinguido visitante que deseaba
desde hacía tiempo, según dijo, conocer
la ciudad donde nació el nombre de su patria.
Para mí, realmente, fue una sorpresa y lamenté que la visita fuese tan
efímera y más de las veces a bordo de una buseta militar.
Gabriel García Márquez estaba virtualmente de
incógnito en Venezuela, atendiendo a una invitación de C.A.P. y como parte de
esa invitación estaba programado un paseo
por los pasajes edénicos de Guayana, específicamente la Gran Sabana, los
imponentes Tepuyes y el Salto Ángel
Lo que no estaba en el programa
era la visita a Ciudad Bolívar que el Gabo García Márquez decidió en el
trayecto de regreso a Maiquetía, primero porque desde hacía tiempo quería
conocer esta ciudad que tuvo mucho que ver con San Fe de Bogotá y donde se
forjó la República de Colombia y, segundo, porque en su novela “El General en
su laberinto” editada un año antes (1989) por la editorial Oveja Negra, se
refiere a la ejecución de Manuel Piar en la Plaza Mayor de Angostura y a los
sueños perturbadores de Bolívar revividos cuando estaba con su fiel mayordomo
José Palacios en la villa de Soledad (Colombia): “Vamonós de aquí, volando -dijo el general-
No quiero oír los tiros de la ejecución”.
Fue un 16 de octubre cuando al levantarse se asomó a la ventana de la
casa donde se hospedaba y vio la plaza
solitaria y polvorienta, la iglesia de muros descascarados, y un pleito
de gallinazos por las piltrafas de un perro muerto”.
Entonces, quería verificar en
el sitio de la ejecución si el manejo de los hechos en su novela se ajustaba a
la realidad del paisaje. De manera, que en el trayecto del avión,
acompañado de su familiar comitiva, manifestó antes de regresar a Caracas, ese
deseo que lo inquietaba y de ahí que el oficial llamó al Comandante de la V División y requirió que fuera llamado el Cronista de
la ciudad para que atendiera a García Márquez.
Una buseta de la V División vino
a buscarme y me llevó a un hangar privado del Gobierno y minutos después aterrizó el avión de Edelca. García Márquez, como si me conociera desde mucho antes, se
bajó y me abrazó efusivamente y yo, por supuesto, quedé cortado y alborozadamente impresionado.
Después embarcamos en el vehículo militar y
fuimos directamente a la Plaza Bolívar donde respondí a todas sus interrogantes. Posó junto con su esposa ante la lápida
incrustada en el muro de la Catedral donde se supone cayó mortalmente herido el
héroe de la Batalla de San Félix. Seguidamente recorrimos todos los salones de
la Casa del Congreso de Angostura. Hizo
un comentario sobre la cúpula bizantina del siglo diecinueve y finalmente, tras
un recorrido por las empinadas calles de la ciudad se detuvo un buen rato en la
casa de San Isidro, donde se sentó con plácida felicidad, y se hizo tomar
varias fotos, incluida la que ilustra la columna. La que se hizo tomar conmigo, prometió
enviármela tan pronto llegara a Bogotá, pero todavía la estoy esperando,
primero llegó la mala y conmovedora noticia
de su muerte el miércoles Santo. (AF)
Como siempre, estimado Américo, solo tu y tu ángel escritural registran la historia grande y pequeña, esa que nos hace mas humanos.
ResponderEliminarUn abrazote.
Tu amigo.
Leoner Ramos Giménez.
Que bueno ver la cronicidad de los tiempos para sentir lo que ha sido nuestra historia y legado. Dios bendiga su tarea aqui en la tierra.
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