Los
espacios despejados de la Terminal del Aeropuerto de Ciudad Bolívar fueron
prácticamente ganados para una Galería de Arte por iniciativa de un grupo de
artistas plásticos de la región que contaron con la acogida del Ministro de
Comunicaciones y Director de Aeropuerto.
El edificio del Aeropuerto que fue
ampliado y climatizado tenía sus espacios internos libres y surgió la idea de
vitalizarlos con obras de profesionales de la plástica.
Para llevarlo adelante se formó un
Comité de Artes Visuales, integrado por los pintores Joaquín Latorraca, José
Rosario Pérez, Luís Carlos Obregón, el arquitecto José Rosario Rivas y el
periodista Américo Fernández. La exposición permanente, fue inaugurada por el
gobernador Edgar Vallée Vallée.
El domingo 22 de julio de 1984, el
presidente de la Asamblea Legislativa, doctor Miguel Lima Ostos, inauguró la
segunda etapa con obras donadas por los artistas Carlos Díaz, Oswaldo Silva,
María Teresa Natera, Ramón Espina, Raúl Velásquez, Luís Pérez, Asdrúbal
Velásquez, José Félix Bello, Humberto Gómez, Mara Vitanza, Trino Pulido, Hans
Geiringer, Genaro Carrasco, Ramón Guevara, Santiago Romero y Edgar Carrasco.
Se programó una tercera etapa con
obras, entre otros, de Régulo Pérez, Alejandro Otero, Gonzalo Bogen, Eduardo Jahn,
Gregorio Volcán, Agustín Palma, Rafael Palma, Siul y José Campos Biscardi.
Las obras en su totalidad fueron
donadas a la ciudad para su exhibición con carácter permanente en la Terminal
de Pasajeros del Aeropuerto. Se
perseguía establecer un vinculo entre autor, obra y sujeto en los espacios
públicos de la ciudad, para responder a las necesidades de la vida del hombre
urbano en su tránsito cotidiano; situar al artista en un contexto real que
influya en la estructuración de su obra y genere significados de identidad para
que el mensaje visual trascienda en la conciencia del observador y realizar
objetivos que integren a los creadores de diferentes tendencias para avanzar
hacia una teoría que permita superar la mitificación y la apología como
expresión del proceso histórico de las artes visuales.
Ciudad Bolívar entonces experimentaba la influencia
del Museo de Arte Moderno Jesús Soto que había sido inaugurado diez años antes con
repercusiones en el mundo artístico internacional dada la calidad del mismo y
la presencia significativa de artistas de la contemporaneidad como el mismo
Soto, Cruz Diez, Alejandro Otero, Víctor Vassarely, Joseh Albert, Maleviche,
Kandisky Paul Klee y toda una legión
salida de la Bauhaus.
La influencia impactaba fundamentalmente en los
jóvenes artistas que hacían esfuerzos por dejar atrás el arte figurativo,
representativo y el paisajismo para
seguir las corrientes del arte concreto, serial, programático y abstracto. Muchas de esas obras colmaban los espacios
del edificio central del Aeropuerto, pero la ilusión de la permanencia se
desmoronaría pronto porque definitivamente el Gobierno no entiende esta cosas y
progresivamente a la luz de la complacencia oficial fueron desapareciendo las
obras plásticas que entusiastamente cedieron artistas consagrados como Régulo
Pérez, quien tuvo que llevarse su tríptico luego que un salvaje desgarrara el
lienzo con su afilada navaja de
delincuente.
Algo similar ocurrió con el proyecto Bogarin de hacer
de la carretera Ciudad Bolívar – El Tigre un Museo a cielo abierto. Aquella vía carretera sembrada de vayas
artísticas de lado y lado a todo lo largo del asfalto sucumbió a fuerza del
tiro al blanco de los conductores delincuentes y de los sin techos. Estos últimos, en todo caso, mas
justificados.
(La foto refleja la tercera etapa con Régulo Pérez en el centro acompañado del
Director de Cultura José Sánchez Negrón; Presidenta de la Legislatura Erlinda
Guzmán Vera, Ligia Pulido y los promotores,
Américo Fernández, Joaquín Latorraca y José Rosario Pérez.
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