El
periodista Gustavo Naranjo, radicado en Ciudad Bolívar desde que fue director
del diario El bolivarense, fue llamado en 1986, por la Oficina Central de
Información para trabajar al lado del periodista Misael Salazar Leidenz en la
Agencia de Noticias Venpres con el objeto de operar un cambio total en la estructura del organismo oficial..
Entonces se crearon las jefaturas de
información por secciones: Política, a cargo de Naranjo; Economía, Campos
Martínez; Arte, Luis Alberto Crespo; deportes, Andrés Eloy Dielingen; Sucesos,
Carlos Palacios; Energía y Minas, Ana Díaz, en fin, un equipo de puros cuarto
bates como más nunca tendrá Venpres. Allí estuvo hasta principios del 94 cuando
pasó a la Gobernación de Caracas como coordinador general de prensa del
despacho de Asdrúbal Aguiar y finalmente retorna a Ciudad Bolívar donde se había radicado y formado familia
desde 1963.
Naranjo, nacido en Caracas el 31 de
octubre de 1931, se radicó en Ciudad Bolívar en julio de 1963 para encargase de
la dirección de El Bolivarense. Aquí dio uno de los grandes “tubazos” del
periodismo de entonces cuando sacó la primera edición extra, tras producirse el
asesinato del Presidente John F. Kennedy, en Dalla, Texas.
Con los cable de la UPI, que llegaban
directo de Nueva York, y unos clisés de archivo, armó la extra, toda una
proeza, titulando con tipos sueltos y en prensa plana. El Bolivarense se vendió
como pan caliente a las cuatro de la tarde. El Negro Emilio le puso amor y
pasión al momento imprimiendo las ocho páginas.
En marzo de 1964, el gobernador Rafael
Sanoja Valladares creó la Dirección de Relaciones Públicas y lo llamó para
asumir esa Jefatura.
Con el gobernador Pedro Battistini
Castro continuó en el cargo y asumió después la Secretaría Privada, hasta enero
de 1965, cuando viajó a Nueva York, becado por el doctor J. M. Siso Martínez,
Ministro de Educación, y la Gobernación del Estado Bolívar. En Nueva York,
estuvo cuatro años, en New University y The New York Institute of Advertising.
Allí, trabajaba los fines de semana en el diario La Prensa, único diario
en español de la Gran Manzana.
En Nueva York, como la beca era apenas
400 bolívares y Naranjo estaba con su esposa y su primogénita, mataba tigre en
el Consulado de Venezuela con el embajador Párraga Villamarín, quien le dio el
chance de ganarse otros dólares, unas veces como telefonista, otra como su
agente de prensa. Pero lo más inolvidable para Gustavo es el hecho de haber
sido chofer de Rómulo Betancourt, cuando éste en Nueva York era huésped de
Párraga Villamarín. Naranjo pudo haberse quedado en Nueva York, porque gracias
a su amigo González Rincones, alto ejecutivo de la Standard Oil (empresa Matriz
de la Cróele Corporation) hacía una pasantía en una de las agencias que en los
EE UU maneja la cuenta del gigante petrolero. De la Standard recibió oferta
para ir a trabajar en Libia y Puerto Rico, pero su contrato de becario con el
Ministerio de Educación lo obligaba por dos años a trabajar para el Estado
venezolano, y lo cumplió volviendo a Venezuela.
Regresó a Ciudad Bolívar en agosto de
1968, ocupando de nuevo la Jefatura de Relaciones Públicas de la Gobernación,
también con Sanoja Valladares. Ganó Caldera, vino el alzamiento de Rupununi y
Naranjo tuvo que trabajar con los refugiados, porque ninguno hablaba español.
Ese mismo año, en abril, asumió la
dirección de El Bolivarense, donde estuvo hasta agosto del 69, cuando lo
llamó Guzmán Gómez para fundar El Expreso, primer periódico impreso
en Offset, cuya nitidez fotográfica impactó a los lectores.
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