El
14 de octubre de 1974, falleció a causa de una
aneurisma (dilatación anormal de un sector del sistema vascular) el
periodista Rafael Durán Rondón, mejor conocido en el medio como “Curro
Puya”, seudónimo popularizado por la afición taurina caraqueña.
Rafael Durán Rondón falleció a la edad
de 63 años puesto que nació el 23 de abril de 1911 en Ocumare del Tuy (Estado
Miranda). Se radicó en Ciudad Bolívar en
los años sesenta contratado como director del diario “El Bolivarense”, cuando
este matutino era tabloide impreso por el sistema de linotipos y plomo
caliente.
El famoso Curro Puya distinguido mejor
como Cronista Taurino de mucho peso y pureza en el manejo del idioma, llegó a
Bolívar después de 37 años prestando servicio de columnista de los diarios El
Impulso, La Esfera, El Nacional, El Universal , Diario de Occidente y en las
revistas Momento y Ovaciones.
Fue fundador de la Asociación
Venezolana de Periodistas en Caracas al lado de Francisco J. Ávila, Pascual
Venegas Filardo y Ramón Díaz Sánchez. En
la Seccional de Ciudad Bolívar llegó a desempeñar distintas secretarías,
incluyendo de la de Secretario General.
Siendo director de El Bolivarense, lo
acompañé como Jefe de Redacción, solución salomónica para sus ausencias
bohémicas hasta que el doctor Álvaro Natera le trajo sustituto de la misma
Caracas. De la capital metropolitana
venían los directores de El Bolivarense: Gustavo Naranjo, Gustavo Herrera
Bolívar, Vinicio Romero, Luis Lira Puerta y de El Bolivarense saltaban con
facilidad bien a la jefatura de prensa de la Gobernación o de la Asamblea
Legislativa. En el caso de Rafael Durán
Rondón, pasó a la Jefatura de Relaciones Públicas de la Asamblea Legislativa en
tiempos de Róger González y estuvo metido en un proyecto para la edificación de
una Plaza Monumental de Toros en Ciudad Guayana. Después me sustituyó como director de la
revista “Orinoco” fundada por la periodista Gladys Figarella.
Curro Puya se hizo popular en las
tertulias de intelectuales y aficionados taurinos de Ciudad Bolívar como evidencia
su foto en compañía de un oficial de División de Infantería y de los
periodistas Gustavo Naranjo y Evelio García.
Solía en raptos bohémicos contrapuntear con Manolo
Cisneros en el cante-jondo y romances de García Lorca en las tenidas
vespertinas y nocturnas de la Ciudad Bolívar de los años sesenta y setenta. Uno de sus romances favoritos era el del
sonámbulo: “Verde que te quiero verde” / Verde viento. Verde ramas / El barco
sobre el mar / y el caballo en la montaña / Con la sombra en la cintura / ella
sueña en su baranda / Verde carne, pelo verde / con ojos de fría plata / Verde
que te quiero verde / Bajo la luna
gitana / las cosas la están mirando / y ella no pudo mirarlas…”
Asimismo contar en sus amenas tertulias,
siempre aderezadas con anécdotas, la buena época del Nuevo Circo de Caracas donde encuadraba a César Girón,
considerado el más grande matador de toros nacido en Venezuela. Recordaba que el mataor se presentó en
febrero de 1953 para recibir a los espadas españoles Litri, Julio Aparicio y Pepín Martín Vázquez, entre otros. Para muchos,
su mejor faena fue con un toro de Piedras Negras llamado Jarameño, el 24 de
marzo del 63.
Rafael Durán Rondón vivió en Ciudad Bolívar hasta
octubre de 1974. Afectado por una
aneurisma que lo corneó al final de muchos buenos lances, fue a morir a la Caracas del Nuevo
Circo, donde presenció y reseño con buena pluma las más famosas corridas
taurinas de la época de oro de ese ruedo.
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