Virgilio Decán, el famoso, Aly Khan, ha sido considerado como
un narrador hípico ilustrado, pues era capaz de abordar cómodamente cualquier tema
humanístico. De otra manera no se
explicaría que fuese gran amigo de un periodista y escritor tan culto como
Miguel Otero Silva, aparte de la afición de ambos por los caballos de carrera y
ser su abogado personal.
Virgilio piloteaba
su propio avión llegando a ser un piloto experimentado con más de tres mil 700
horas de vuelo. Y cosa rara, este estupendo narrador hípico nacido en Ciudad Bolívar, nunca jugó al 5 y 6 ni tampoco a la diversión alcohólica aunque confesó una vez al periodista de la revista “Feriado” Pedro
Chacín que bebe socialmente, sobre todo
vino y champán y que de la llamada música culta, de orquesta sinfónica y de
cámara, le gusta la música del preclásico,
del barroco, que es la música de mayor fecundidad, de los grandes maestros
alemanes, Bach, Haendel; italianos, con Vivaldi, Monteverdi, Locatelli,
Corelli, y tantos otros, que se llevó buena parte del siglo 16, todo el 17 y
las primeras tres décadas del 18, que a su
juicio es la maravilla de la creación musical. La del período clásico
con Haydyn y Mozart, y. la del período romántico, con Bethoven a la cabeza. Ha
sido sin duda un gran lector, poetas como Vallejo, Neruda, Góngora, García
Lorca, Andrés Eloy, Vicente Gerbasi. Los grandes narradores como Dostoievsky.
Los nombres de sus hijos, Ivanova, quien fue directora del Museo Soto, Igor y
Vladimir, son extraídos de novelas de
Fedor Mijailovich, el gran autor de Los Hermanos Karamazov, Crimen y
Castigo y Pobres gentes, entre otras.
Le gusta la pintura de los maestros venezolanos, no solamente la figurativa,
también las abstracta, Quintana Castillo, Reverón y su paisano, Jesús Soto. (AF)
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