Si nos atemos a
lo dicho por el narrados norteamericano William Faulkner, José Luis Cestari
estaría consagrándose como escritor al concluir su primera novela: ”El reloj de
leontina de oro”
Faulkner decía
que el verdadero escritor empieza por escribir poesía, luego cuentos, ensayos y
finalmente novelas. Tal es el caso,
diríamos, del polifacético, José Luis Cestarí, pues el prologuista de su obra, J. P Leroy Luneau, lo titula de médico
holístico, psiquiatra, homeópata, parapsicológo, escritor, músico, cantante,
poeta y recientemente nombrado en Miami, donde se halla con su familia,
Director de la Asociación Internacional de poetas y escritores hispánicos.
La novela “El
reloj de leontina de oro”, está sustentada en la vida y aventura de su abuelo
materno Manuel Urbano Villegas, amigo entrañable del guerrillero antigomecista,
Emilio Arévalo Cedeño, a quien realmente pertenecía el reloj de leontina de oro.
Emilio Arévalo
Cedeño, telegrafista guariqueño que había prestado servicios en varios puntos
geográficos de Venezuela, entre ellos, Ciudad Bolívar, juro capturar y ejecutar
a Tomás Funes, apodado “El Terror del Atabapo”, tras haber asesinados al
Gobernador Roberto Pulido, su familia y cientos de personas ligadas a la
explotación del caucho y el balata en la selva amazónica.
Antes que Emilio
Arévalo Cedeño cumpliese su juramento de vengador o representante de la vindicta
pública por mano propia, se despojó de su reloj y se lo entregó a su amigo
Villegas temiendo seguramente lo peor al tratar con 120 hombres como realmente
lo hizo invadiendo desde Colombia, de capturar y ejecutar al Terror del
Atabapo. Pero no sabemos cómo lo supo Tomás Funes, quien con sus guardas espalda, El Avispa y El
Picure, hizo preso a Manuel Villegas y después de encerrarlo y confiscarle el
reloj mandó a buscar al relojero del pueblo para que lo examinara y le informara de los sortilegios
que pudiera acompasar ese artefacto inventado para medir el tiempo. No sabemos
qué le informó el relojero Roberto porque todavía no hemos terminado de leer la
novela que gentilmente como siempre me envió José Luis, pero barrunto que le
dijo a Funes que tenía el tiempo
contado, pues Emilio cumplió su juramento y todo el mundo lo saludó satisfecho,
hasta López Contreras pues después que murió Gómez, lo nombró Gobernador del
Guárico.(AF)
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