El
doctor Mario Briceño (hijo), quien había sustituido a su padre en la dirección
del Archivo General de la
Nación , me envió copia facsimilar de un documento del 15 de
junio 1885 correspondiente al Contrato
celebrado entre el Gobierno del Estado Bolívar, presidido por el general J. M. Bermúdez Grau y Ramón B. Luigi para la
construcción de un hipódromo en Ciudad Bolívar.
El por qué este documento se halla en
el Archivo de la Nación lo explica el que entonces un contrato de este tipo lo
suscribían las partes previa autorización de un Consejo de Administración y
luego el Ejecutivo tenía que enviar copia certificada al Ministerio de Fomento,
Dirección de Riqueza Territorial, no sólo para su conocimiento sino porque el
Gobierno central tenía que dar permiso para la libre introducción de los
materiales y efectos requeridos para una obra de tal naturaleza.
Pero lo importante no es eso sino que
el dicho documento testimonia la primera tentativa formal y legal registrada
para construir un hipódromo en la capital bolivarense.
Entonces se pensaba construirlo en
terrenos del antiguo convento de los franciscanos, vale decir, en lo que es hoy
la Plaza Centurión, utilizando una extensión de 20 mil metros cuadrados que
debía ser acusada ante el Concejo Municipal y otorgada por el Presidente del Estado por espacio de diez
años, al término de los cuales la obra pasaba a ser propiedad del Municipio.
Luigi se comprometía empezar la
construcción del hipódromo seis meses después de firmado el contrato y quedaba
obligado a dar el diez por ciento del
producto de cada función, destinado al Hospital de Caridad del Distrito Heres.
Días después, Luigi envió al Presidente
del Estado una lista de los materiales que debía adquirir en el extranjero para
la construcción de la obra a objeto de que solicitara del Gobierno Nacional la
exención de los derechos de importación.
Se trataba de 30 mil pies de pechipén,
20 mil pies cuadrados de alfardas, 720
tablones de 2 pulgadas, 3.200 cabillas, 11.500 kilos de zinc en láminas, 1.380
kilos de clavos de hierro, 130 kilos de tornillos y 50 docenas de sillas de
rejillas.
Pero hubo contratiempos y Luigi jamás
pudo materializar su proyecto. Ciudad
Bolívar no tendrá Hipódromo sino en 1907 por iniciativa del Jockey Club,
presidido por el doctor Antonio María Delgado y Santos Palazzi. Fue inaugurado los días 27 y 28 de octubre en
la parte oriental de la ciudad (Santa Lucía) con un programa de cinco carreras
por día, cada una de tres caballos sobre pista de un mil metros y tribuna para
500 personas.
Este Hipódromo se mantuvo en pie hasta 1935 que fue
mudado a la zona de Los Morichales, justamente donde funciona el Auto-mercado
CADA. Ese Hipódromo se mantuvo activo hasta 1964-1966 que un grupo de
propietarios de caballos de carreras liderados por José Antonio Grimaldi
decidió construir un Hipódromo, en la zona perimetral de Jobo Liso, que superó
en instalación a todos los anteriores.
El de Jobo Liso, declarado en quiebra a mediados del
2002, fue desmantelado e invadido
anárquicamente por los sin techo bajo la indiferencia absoluta de la Alcaldía de Heres.
El 12 de octubre de 2002, por iniciativa de su
propietario el médico gastroenterólogo Matteo Meo Pollino (en la foto), surgió
un nuevo Hipódromo a quince minutos de la ciudad, vía Maripa, con el nombre de Centro
Turístico y Ecuestre “Rancho Alegre”, el cual comenzó a operar en firme
el 30 de noviembre con triple jornada los días viernes, sábado y domingo. Este
nuevo Hipódromo pertenece al sistema nacional mutualista de Hipódromos y el
Sistema Nacional de Juegos y Apuestas Hípicas.
Cuenta con una pista de carreras de 1800 metros de arena completamente
natural, una primera tribuna para 2000 personas y un Jockey Club. (AF)
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