Evidentemente
que el poeta Argenis Daza Guevara discute
con el camarada Antonio Cachut, ¿pero qué discuten? Posiblemente algún
tema relacionado con el marxismo leninismo que
dominan por ser el tema de los años sesenta y militar ambos en la
izquierda aunque no en el mismo partido
Pero el final de esa polémica que evidencia la fotografía es difícil
suponerlo; sin embargo, hay que adelantarse en decir que por encendida que haya sido, jamás el fuego podría derretir el
afecto que ambos se profesaban.
Argenis solía tomar las cosas con buen humor y algunas sonrisas irónicas de
poeta curtido en los predios de la gran bohemia caraqueña o sentado en alguna
curul de la República del Este presidida por
el también poeta Caupolicán
Ovalles, el solemne dueño de la “Papelería del Mundo”
La fotografía es del tiempo en que
Argenis era Procurador General del Estado y Cachut activo miembro del Partido
Comunista cuando la seccional estaba bajo la conducción de José Díaz y Antonio
López Castillo, siempre los dos lanzando admoniciones contra el camarada
Enrique Aristeguieta por desviarse de la línea.
Argenis no se desviaba sino cuando en
dirección a la Procuraduría cejaba rumbo al My Hay My donde lo aguardaban Ramón
Córdova, Amílcar Fajardo, John Sapsom y José Pascuzi, por lo tanto, no era
comunista sino de la izquierda urredista alineado con Cheito Herrera Oropeza,
Fabricio Ojeda, José Vicente Rangel y Luís Miquilina
Un día de agosto llegó a sus oídos que
por la noche hubo una gran redada de prostitutas haciendo guardia en cada
esquina del Paseo, entonces se fue al Retén y ordenó al Comandante que las
pusiera en libertad a toditas incluyendo a los
maricuecos.
Pero Cachut jamás tuvo autoridad ni
influencia para meter o sacar a nadie de la Policía, él siempre estuvo en la
oposición y sobrevivía matando tigres.
Un buen día desesperado se puso a vender patillas en una de las esquinas
del Grupo Escolar Estado Mérida y cada adversario que en automóvil pasaba le
gritaba a todo gañote: “Cachut, estás
explotando a la clase desposeída”
¡Maldición! Cachut terminó
generosamente repartiendo las sandías.
Qué suerte la mía. Será que estoy condenado a ser pobre toda la
vida” exclamaba Cachut casi aturdido por los bromistas, todos conocidos y
paisanos, pero que no pasaban al partido comunista. Cachut siempre fue fiel y consecuente con la
doctrina de su partido a pesar de que en determinado momento lo execraron del
partido tras una acusación según la cual había fundado una miniteca en la Lorena
con el nombre de “Las Brujitas”. Total
que la miniteca tuvo que cerrarla y se puso a vender chupi-chupi en una
cavita que cargaba por los puntos socialmente neurálgicos de la ciudad hasta
que nuevamente fue reincorporado y llegó a ser Secretario General. Para entonces, el PCV lo había enviado a
Rusia a hacer un curso y de allá vino enamorado y casado con una siberiana.
En sus tiempos de joven llegó a ser cajero del
Banco Unión y junto con Amílcar Fajardo,
del Banco de Venezuela, fundó un sindicato. Ambos estuvieron presos a raíz de
una huelga. Cachut murió el 29 de septiembre de 2000. Vivía en La Lorena en condiciones
precarias. Una vez lo visité y realmente
me impresionó su vivienda, no me explicaba cómo un hombre superactivo como
Cachut podía vivir en esas condiciones.
Un hombre inteligente, doctrinario, que discutía en cualquier lugar
defendiendo sus principios y su
militancia, discutiendo democráticamente sin prejuicios odiosos, sin
descalificaciones, abierto y humano con el adversario, fuera este adeco,
copeyano, urredista y con la misma gente
de izquierda no afecta al PCV. (AF)
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