El 8 de febrero de 2001, falleció en Caracas Luis Piñerúa Ordaz, líder y ex candidato presidencial de Acción Democrática.
El conocido hombre público, quién alcanzó las más altas posiciones dentro de su partido, incluida la Gobernación del estado Monagas y la candidatura presidencial en 1978, fue vencido por una grave dolencia.
Luis María Piñerúa Ordaz era nativo de Güiria del estado Sucre desde el 20 de abril de 1924, y desde muy joven estuvo ligado a la política militando en Acción Democrática como dirigente de ese partido, fue perseguido político y estuvo preso varias veces durante la dictadura del entonces presidente de Venezuela, Marcos Pérez Jiménez.
En 1960 fue designado gobernador del estado Monagas cargo que ejerció hasta el año 1961. Ministro de Relaciones Interiores durante la primera presidencia de Carlos Andrés Pérez, en 1978 es candidato a la presidencia de Venezuela por el partido Acción Democrática logrando quedar en el segundo lugar con 2.309.577 que represento el 43.31% de los votos frente a Luis Herrera Campins de Copei, quien ganó la presidencia de ese año.
En 1992 fue designado nuevamente ministro de Relaciones Interiores durante la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez, cargo que desempeñó hasta la destitución del entonces presidente en 1993.
Luis Piñerúa Ordaz, durante su campaña estuvo en ciudad Bolívar a principios de diciembre de 1986, y entonces se refirió al desarrollo de Guayana y el futuro de Venezuela a partir de los planes de desarrollo, y afirmó que de hecho el futuro de la nueva Venezuela se afianza mucho en Guayana y las mejores deudas que se adquieran son las que en esta región se inviertan y de ello se hablaba entonces a propósito del desarrollo hidroeléctrico del Bajo Caroní. Piñerúa consideraba que ya no debe hablarse de petróleo sino de energía y en ese sentido dijo ser partidario de un rediseño de la política energética, lo cual implicaría una reestructuración del ministerio respectivo como de las corporaciones que se ocupan del petróleo y la energía. Dijo ser partidario de la Planta de Pulpa de Papel y del descongelamiento de los salarios envilecidos por el alto costo de la vida.
Entonces como ahora, pero ahora con mayor acento, se hablaba de hechos de corrupción, parece que el flagelo acosa impunemente por todos los ángulos y se señalaba hasta con nombres y apellidos a un grupo de señores connotados como “los doce apóstoles”. Piñerúa dijo que en la Cámara de Diputados se planteó un debate en el cual él intervino y acogió la versión en boga de la supuesta existencia de 12 apóstoles, de los cuales citó seis u ocho. La tesis que entonces sostuvo fue que si en el Gobierno de CAP a esos señores se les favorecía con jugosos contratos, también lo fueron durante el de Rafael Caldera. Se les acusaba entonces de que contribuían generosamente con los partidos, y él sinceramente creía que eso no era bueno sino criticable que quienes contratan con el Estado se conviertan en mecenas de los partidos políticos. A ese respecto creían que se debían establecer reglas, incluso de carácter legal como existe en otros países. Comento a propósito la denuncia del diputado Carlos Tablante que se elaboró cuando él era ministro porque lo que se envió entonces al Congreso sufrió modificaciones de fondo, incluso, para mejorarlo en algunos casos. Pero lo cierto es que las leyes no se dan solas, tiene que haber quien las aplique y ha faltado voluntad, ha faltado empeño para que esa ley surta sus efectos. Ha habido lenidad por aquellos a quienes corresponde velar por el cumplimiento de esa ley y aplicar sus disposiciones.
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