En una entrevista que le hizo Rafael José Muñoz, autor de Espiritualidad y Literatura, confesó que le atraía el ocultismo, las vías de realización interior espiritual y que nada le aburría tanto como el estructuralismo y el textualismo literarios “desconfío de los santones que profetizan. El ocultismo y el esoterismo, como la magia, persiguen muchas veces un objetivo de poder sobre la naturaleza, y no la revelación de la divinidad”.
La chismografía, decía, constituye, a diversos niveles, la principal actividad de los venezolanos. “He perdido mucho tiempo en actuaciones públicas sin importancia. No dediqué mi entera energía a la realización literaria ni a la espiritual”.
Liscano realizó sus primeros estudios en su ciudad natal y completó su formación académica en Francia, Bélgica y Suiza. De vuelta en 1934 comenzó la carrera de Derecho en la Universidad Central paralelamente con artículos en la revista de la Federación de Estudiantes y en la prensa nacional.
Este hombre de letras fue director de la editorial estatal Monte Ávila, así como de la revista Zona Franca, la cual tuvo 20 años de existencia reflejando el quehacer cultural, y de Mandorla, sello dedicado a recoger textos sobresalientes.
Juan Liscano Velutini fue un gran crítico literario y reconocido como folclorista y columnista. En 1946 fue nombrado director del Servicio de Investigaciones Folklóricas Nacionales y se dedicó junto a los etnomusicólogos Luis Felipe Ramón y Rivera e Isabel Aretz al rescate de las tradiciones culturales del pueblo venezolano.
Organizador del Festival de la Tradición llevado a cabo en el Nuevo Circo de Caracas entre el 17 y 21 de febrero de 1948 en ocasión de la ascensión al poder del escritor Rómulo Gallegos. En ese evento se presentó y dio a conocer por primera vez la Diversión “El Carite” con música del bandolinista Rafael González de la Isla de Coche como parte de la cultura folclórica de Margarita.
Editor de la revista “Araven” de la Ford Motor Company de Venezuela y director del Papel Literario del diario El Nacional.
A raíz del golpe militar contra Gallegos, fue perseguido por la dictadura de Pérez Jiménez y exiliado en 1952 acusado de ser comunista. Retornó en 1958 y volvió a integrarse en los círculos políticos y culturales de izquierda.
Entre las obras literarias de Juan Liscano figuran su opera prima, titulada 8 poemas, Contienda (1942), Humano Destino (1949), Tierra muerta de sed (1954), Nuevo Mundo, Orinoco (1959) Cármenes (1966), Animalancia (1976), El viaje (s. a.), Rayo que al alcanzarme (1978), Myesis (1982), Descripciones (1983), Domicilios (1986) y Vencimiento (1986).
La crítica señala cuatro apartados temáticos en el conjunto de la producción poética de Juan Liscano: el primero, centrado en aspectos íntimos; el segundo, referido al ámbito de lo telúrico de su entorno geopolítico; el tercero, situado en la esfera del erotismo; y el cuarto, ubicado en una búsqueda espiritual interior muy cercana a la experiencia mística.
Como ensayista, se conocen los títulos Rómulo Gallegos y su tiempo (1961) y El horror por la historia (1980). Y en su faceta de crítico literario ha publicado algunos estudios que, desde el momento de su aparición, se consideran indispensables para el seguimiento de la literatura hispanoamericana contemporánea. Tal ocurre con Caminos de la prosa (1953), Espiritualidad y literatura (1976) y Lecturas de poetas y poesía (1985).
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