La barcaza “Corazón de León” de los años cincuenta era totalmente de madera y la más grande que navegaba el Orinoco, desde Ciudad Bolívar hasta más allá del Apure.
La construyó en las costas del río Caura, René Vahlis, entonces juez distrital de Sucre con cabecera en Maripa. Se entregó en cuerpo y alma en la construcción de esa nave cuya botadura en el río ocurrió en medio de jolgorio y cohetería con el propio cognomento de Ricardo Primero, Rey de Inglaterra, famoso en la Tercera Cruzada.
La nave con un motor central caterpillar que su armador pidió fiado a la firma comercial de Félix Tomassi, tenía 32 metros de eslora y 12 de manga con una capacidad neta de 120 toneladas.
La había concebido René para el transporte y comercio de ganado y víveres entre los pueblos ribereños que costean al Orinoco hasta San Fernando de Apure, pero la decisión del Gobierno Nacional de instalar una Planta siderúrgica en Matanzas para iniciar la industrialización del yacimiento de hierro que comenzaba a explotar en el Cerro Bolívar la Orinoco Mining Company, le ensanchó la perspectiva del negocio.
Logró un subcontrato con una contratista de la Inocentti para transportar los dos turnos de 600 trabajadores cada uno, desde el puerto de San Félix hasta el atracadero de Matanzas. René cobraba dos bolívares por cada pasajero. Esta actividad fluvial duró seis meses al cabo de los cuales, la planta había normalizado el transporte por tierra a través de autobuses.
Había que retomar el relegado proyecto inicial de los viajes costaneros y así lo hizo, para lo cual y a sugerencia del Capitán de Puerto, René Vahlis debió asistir a la Escuela Náutica de Macuto para lograr el título de patrón fluvial no obstante que la barcaza contaba con un práctico, un motorista y cuatro marineros.
Los viajes fueron constantes y exitosos hasta los años sesenta que se abrió el horizonte democrático y René se dejó sugestionar por los prometedores colores de la política. “Corazón de León” entonces orzó hacia otro dueño que venía dando tumbos desde el Líbano y se hizo guayanés. Elías Kaskia Salloum que andaba ensartado en toda clase de negocio, incluyendo los automóviles Oldsmobil, Kraysker, Pakard que compraba, usaba y revendía para el próximo negocio, pagó treinta mil bolívares por la “Corazón de León” para visitar comercialmente todos los pueblos ribereños del Orinoco y en el cual pasó más de un susto atravesando El Torno y El Infierno, ruidosos raudales donde naufragaron barcos propulsados por máquinas de vapor.
Cansado de navegar el río con pasajeros, ganado, combustible y la más variada mercadería, quiso hendir los aires con un pájaro metálico. Compró una avioneta y con ella hizo un curso de piloto que le permitió viajar de un lugar a otro de la selva al servicio de la minería, mientras la barcaza más grande del Orinoco desgastada de tanto rozar las corrientes del río quedó para siempre varada y erosionada por la arena caliente del litoral del Río Padre.
René Vahlis, ya cerca del centenar, pues nació en Mapire el 16 de mayo de 1926 frente al Tucucimba, muy poco se acuerda de aquella aventura lucrativa del Corazón de León porque su pasión desde entonces fueron los gallos de pelea y la política. En ambos palenques echaba a rodar los dados de su espíritu lúdico aunque siempre atraído por el río. Un buen día, aprovechando el agotamiento de las chalanas entre San Félix y Los Barrancos, se asoció con Enrique Nuceti y Luis Elías Gil, para adquirir el Cacique y el Coquibacoa del Lago de Maracaibo y estableció un servicio de Ferry que en 1979 pasó a manos de la Familia González.
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