José Alí Lebrún es visto como el periodista que llegó a una de las máximas jerarquías del catolicismo, vale decir a cardenal. El cardenalicio es como el umbral del papado, representación de Dios en la tierra.
Alí Lebrún no sólo fue fundador y director de una revista cultural en su natal pueblo de Puerto Cabello, donde nació en 1919, sino que llegó a ser director del diario El Carabobeño, que por cierto está padeciendo actualmente por una crisis de papel toda vez que el gobierno de Maduro le niega vender los insumos de impresión que el Estado monopoliza. Claro, este comportamiento no es sólo contra El Carabobeño, sino con periódicos como El Nacional, Correo del Caroní y TalCual, que tienen y han tenido una posición insobornable y crítica contra las malas políticas.
El Carabobeño fue fundado por Eladio Alemán Sucre hace 83 años (1 de septiembre de 1933) y durante ese tiempo ha obtenido el Premio Nacional de Periodismo tres veces (1968, 1977 y 1983). En 2001 ganó el premio periodístico Monseñor Pellín (2009). La Sociedad Interamericana de Prensa otorgó a la redacción el premio Excelencia Periodística 2009 en la categoría Diario en la Educación, por su proyecto de Prensa-Escuela. El 8 de febrero de 2015, El Carabobeño cambió al formato a tabloide, al igual que Correo del Caroní, debido a la escasez de papel.
El 22 de febrero de 2001, el cardenal José Alí Lebrún Morantinos murió a los 86 años en Caracas, horas después de que monseñor Ignacio Velasco recibiera el capelo cardenalicio del papa Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro del Vaticano,
Monseñor José Alí Lebrún nació el 9 de marzo. Estudió en el Seminario Ínterdiocesano de Caracas; en la Pontificia Universidad Gregoriana, en Roma y también en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Fue ordenado sacerdote el 19 de diciembre de 1943, electo obispo titular de Arado y nombrado auxiliar de Maracaibo el 2 de agosto de 1956. E1 2 de septiembre fue consagrado por Raffaele Forni, arzobispo titular de Egina, y nuncio en Venezuela. Nombrado administrador apostólico de Maracaibo, el 23 de octubre de 1957. Transferido a la sede de Maracaibo, el 21 de junio de 1958. Transferido a la sede de Valencia en Venezuela, el 19 de marzo de 1962. Monseñor Lebrún recibió el capelo cardenalicio el 2 de febrero de 1983.
En una de sus periódicas visitas a Ciudad Bolívar le observé al poeta y profesor universitario, Argenis Daza Guevara, la crítica de sus paisanos bolivarenses con relación a bohémica bebida en demasía y me respondió: “Bueno… y ¿el cardenal Lebrún? Yo no sé quién comienza primero, si son los curas o los poetas. ¿Acaso Jesucristo, que era poeta y orador, no consumía vino?”.
Me causó hilaridad, pero también curiosidad la respuesta y esto fue lo que encontré: el vino simboliza la sangre de Jesucristo. En el momento de la consagración, el dogma católico afirma que el vino de misa se convierte realmente en sangre. A este fenómeno se le llama la transubstanciación. Cualquier vino puede ser consagrado por un sacerdote para que éste pueda usarlo en una celebración. Sin embargo, tradicionalmente, algunos vinos son más usados que otros para la celebración de la misa. En la liturgia de la Iglesia ortodoxa, el vino de misa suele ser tinto mientras que en la Iglesia Católica suele ser blanco, principalmente porque mancha menos el corporal En las tradiciones que hacen uso de vino de misa blanco, además de blanco el vino suele ser dulce o licoroso, y en general con un color ámbar o dorado como moscatel.
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