El Premio Nacional de
Literatura otorgado en noviembre de
1986 a Luz Machado por su densa obra
poética llenó de júbilo a sus paisanos nativos de Ciudad Bolívar y a los
guayaneses en general.
Velia Bosch,
quien pasó su infancia aquí al lado del Orinoco, dijo que el Premio Nacional de
Literatura otorgado a Luz subraya la dimensión de una vida dedicada por entero
al ejercicio de la palabra. Subraya lo que ya venía siendo voz pópulo en casi
todas las antologías de poetas latinoamericanos. Luz Machado es una asceta de
nuestros días, por tanto, este premio no la embriaga ni la llena de oropeles. A
lo sumo la recoge en su inmensa soledad creadora.
Elías
Inati, quien perteneció al Grupo Viernes y es autor del libro de poesía Las cenizas del día, fue otro de los
poetas guayaneses que manifestó su contento por el premio a su coterránea,
autora de La espiga amarga. Creo que se esperó mucho tiempo para ser justo
con quien en 1946 ganó el Premio Municipal de Poesía con su libro Vaso de resplandor. Ella siempre pudo presentir lo nuevo y el
valor de afirmarlo inclinando el oído a los rumores de su corazón, sin temor de
sostener en pie, lo que hace que se rinda cada cosa en su trayectoria
solitaria.
Milagros
Mata Gil, ganadora del Premio Fernando Pessoa, al dar su opinión sobre el
Premio Nacional de Literatura, dijo que éste es una recompensa a la
sobrevivencia en un medio que es naturalmente hostil a los escritores y
artistas en general, más que un premio a la calidad del trabajo, pero que en el
caso de Luz Machado es un reconocimiento todavía más significativo por cuanto
es dado a una mujer que seguramente venció muchas contradicciones dentro del
papel que le asigna la sociedad a la mujer en su condición de escritora. Por otra parte, también es un
reconocimiento a su obra que ha sido persistente y sólida, especialmente su Canto al Orinoco, que es uno de los
mejores poemas escritos al río. Mimina Rodríguez Lezama, directora de la Casa de la Cultura : “es un justo
reconocimiento a una notable escritora de obra perdurable por la seriedad y
equilibrio temático que la sustenta y por la perseverancia. Hace muchos años el
país aguardaba este reconocimiento. Luz no sólo es buena poeta sino también
excelente prosista. Guayana se siente orgullosa con este reconocimiento a una
de sus figuras más ilustres”.
Desde su tiempo
de adolescente cuando formaba parte el Coro de la catedral bajo la batuta de
Carlo Afanador Real, podríamos decir que Luz Machado se dedicó a la literatura
en el campo de la poesía. Su padre, José
Gabriel Machado, jurisconsulto, descendiente del prócer de la Independencia,
Capitán de Navío José Tomás Machado, era, por su mima profesión humanista,
amante de la letras y de la literatura clásica, poseedor de una biblioteca muy
universal. En ese ambiente nació y
creció Luz Machado y por esa vía llegó a ser en las letras venezolanas la
personalidad literaria que llegó a merecer el Premio Nacional de Literatura.
Este Premio no sólo lo celebraron los venezolanos sino sus amigos
intelectuales chilenos que conoció, trató y se relacionó durante los cuatro
años que permaneció como Embajadora cultural de Venezuela en aquel país
meridional. Fueron cuatro años en los que trabajó arduamente en lo relacionado
exclusivamente con la cultura y la literatura.
Organizó ciclos de conferencias sobre escritores
venezolanos: Rufino Blanco Bombona, Rómulo Gallegos, Teresa de la Parra, entre
otros, y como parte de los programas
desarrollados en el PEN Club en calidad de Vicepresidenta, auspiciada
por la Embajada.
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