JULIÁN YÁNEZ Y SUS CAÑONEROS
El 9 de julio de 1988, el músico y compositor Julián Yánez fundó la agrupación musical conocida como “Julián Yánez y sus Cañoneros”, caracterizada por interpretar piezas de antaño que le imprimen cierto aire bucólico a la ciudad del pasado y marcan una época esencialmente romántica.
El 9 de julio de 1988, el músico y compositor Julián Yánez fundó la agrupación musical conocida como “Julián Yánez y sus Cañoneros”, caracterizada por interpretar piezas de antaño que le imprimen cierto aire bucólico a la ciudad del pasado y marcan una época esencialmente romántica.
Julián pertenece a una familia de
músicos que tiene sus raíces en los primeros tiempos de la ciudad. Se recuerda que los Yánez de color estuvieron
ligados con los Yánez españoles criollos que junto con los Machado, los Contasti, los
Afanador y los Cardozo estuvieron comprometidos y fueron expatriados,
perseguidos y presos por pronunciarse a favor de la Junta Suprema de Caracas.
Julián Yánez, al igual que sus hermanos
Luis, Manuel, Felipe, Carlota y Venecia, es hijo de Catalina Yánez,
tradicionalista que estuvo durante su vida afianzada en la tradicional
artesanía de los Caballito de San Juan y guardiana de la Cruz de la Plaza
Centurión que es vestigio del antiguo Convento de los Franciscanos.
Cuando fue demolido el entonces en
estado de ruina el Convento de los padres franciscano, la Cruz de madera pasó a
ser resguardada en la cercana vivienda de la calle Los Culíes de Catalina Yánez,
quien durante el mes de mayo la colocaba
en los predios del antiguo convento para que los cantores en velorios de Cruz
de Mayo vinieran a cantarle de todas
parte de Guayana y de Oriente.
Pero cuando el Gobernador Luis Raúl
Vásquez Zamora (1967-8) transformó el terreno vacuo del antiguo convento en un
la actual Plaza Centurión, la Cruz no salió más de la vivienda de Catalina
Yánez hasta que el Gobernador Jorge Carvajal Morales decidió construirle una
capilla en la propia plaza, diseñada por el artista Rafael Torrealba. (AF)
De los hijos de Catalina, fueron Luis y Manuel Yánez, los que trascendieron fuera de
Ciudad Bolívar. Luis Yánez fue un
excelente ejecutor del Saxofón y el clarinete como Julián. Trascendió
tanto en el resto del país como fuera de sus fronteras. Fue integrante
de famosas orquestas como Los caciques,
Pedro Belizario, la Rafa Víctor, la Leonard Melody y los
Peniques. Murió joven, a la edad de 40
años.
Manuel Yánez, desparecido en el mejor
tiempo de su vida, no ejecutaba más instrumento que el bongó, pero disponía de
un excelente oído y extraordinaria sensibilidad musical. Vivía eternamente inspirado y conmovido por
todos los componentes del paisaje guayanés, incluyendo al Orinoco que le
arrebató la flor viajera, Canción de
resonancia nacional inspirada en la separación de su esposa, la economista
Beatriz Taberoa.
Lo asombroso es
que cinco años antes de morir, Manuel Yánez no se había descubierto como poeta
y músico compositor. Tres infartos: uno al corazón, otro al pulmón y renal el
tercero fueron necesarios para que asumiera su atávico rol de artista. Desde entonces, me confesó un día en compañía
de su gran amigo Mario Vargas, el hijo del Negro Alejandro Vargas, desde
entonces vivía acosado por dulces sonidos telúricos hasta el punto de tener concebida toda una geografía
musical de Guayana donde sólo
faltaba por incluir los tepuyes porque,
aparte de los pueblos, ya el Orinoco tenía su flor.
Los Cañoneros de
Julián Yánez actuaron durante mucho tiempo integrados, además de Julián, por su hermana Venecia como cantante, Oscar
Yánez con la tumbadora, Adrián Amado con el Bajo, Juan Lezama con la batería, Jesús Hernández,
cuatro al igual que, Esteban Lara, Pedro
Luna con la charrasca, Nardi Baena con
su voz, Gladis Magín haciendo coro con
Maritza Carreño, Gerson García, invitado
especial y Frank Rodríguez, técnico de sonido
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