La
Fábrica de Tractores y Motores Diesel instalada en el Parque Industrial “Los
Farallones” de Ciudad Bolívar no había podido desde junio del año anterior
(1985) iniciar sus operaciones debido a la “tranca” de Recadi virtualmente
decidida a no reconocer la deuda comercial de cinco millones de dólares que la
empresa tenía contraída con la banca norteamericana.
Era lo que decía Ezio Rampini (en la
foto), presidente de la Cámara de Comercio que
venía sosteniendo una campaña movilizando a todos los sectores a favor
de la inmediata puesta en marcha de la fábrica, considerada de vital
importancia para la economía de Ciudad Bolívar resentida por la crisis general
derivada del inestable comercio petrolero.
Fanatracto era un proyecto de la
administración de Carlos Andrés Pérez iniciado en 1979 con miras a reforzar la
tradicional vida económica de la ciudad capital Se recuerda que ese año en una
planta piloto se ensambló el primer tractor nacional.
La Corporación Venezolana de Guayana
figuraba como la principal accionista seguida de la John Deere que es la
compañía más grande de equipos y maquinarias agrícolas del mundo más el Grupo
ACO. Para la construcción y equipamiento de la planta, Fanatracto tuvo una
inversión inicial de 80 millones de bolívares.
El Parque Industrial Los Farallones
conformado por 89 parcelas de 4 mil metros cuadrados, destina 12 hectáreas a esta
fábrica donde se alzan galpones y oficinas que ocupan un área de 23 mil metros
cuadrados.
La planta fue diseñada para una
producción máxima de 8 mil tractores agrícolas e industriales y diez mil
motores diesel. La capacidad ocupacional de la planta era de 1.000 empleos
directos entre obreros, técnicos y empleados con beneficios indirectos para
otras cinco mil personas.
El 12 de marzo de 2005, el Presidente
Hugo Chávez y su homólogo de Irán, Mohammad Jatami, cambiaron la fórmula del
negocio inaugurando, no una fábrica propiamente, sino una planta ensambladora de tractores para producir
en vez de 8000, 5 mil tractores al año, cantidad suficiente para cubrir la
demanda nacional. Con una inversión inicial de 34.8 millones de dólares, de los
cuales 49% aportados por la CVG y 51% Irán, por supuesto, en las mismas instalaciones de
FANATRACTO.
Noel Zakur, vicepresidente de desarrollo
agrícola de la Corporación Venezolana de Guayana, encargado de la supervisión
de este proyecto señaló que en esa ocasión que esta iniciativa, además de
constituir una fábrica de tractores se manejaría bajo el concepto de núcleo de
desarrollo endógeno “va a ser el punto de partida para dinamizar el eje
Orinoco-Apure, el eje norte llanero, y el eje nor-oriental”.
“La idea es que se constituyan alrededor
de esta industria, que va a producir 5 mil tractores por año, muchas empresas
pequeñas y medianas que puedan fabricar las autopartes del tractor. Para ello,
vamos a entrar en un proceso de transferencia de tecnología y de convenio con
las universidades a fin de lograr capacitar a estas PYMES”.
En ese momento de la inauguración
también se dijo que en VENIRAN participarán asociaciones cooperativas de
producción y servicios para dar cumplimiento al concepto de lo que es un núcleo
de desarrollo endógeno, generando 150 empleos directos, con una proyección de
300 empleos a medida que vaya creciendo la producción, hasta llegar
aproximadamente a 2500 empleos directos.
El propósito era impulsar con este
proyecto el desarrollo del agro nacional, disminuyendo los costos de las
maquinarias y brindando una herramienta de óptima calidad para lograr la auto-sustentabilidad
alimentaria del país.
Siete años después de su inauguración
(2012) la empresa mixta Venirán, había ensamblado: más
de 7.500 tractores y 8.300 implementos agrícolas.
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