Dinapiera Di Donato, una upatense residente en Nueva York, fue la primera en ganar el Premio Paz de Poesía creado por el Centro de Literatura y Teatro de Miami Dade College en colaboración con The Nationak Poetry Series.
Esta
distinción anual que lleva el nombre del fallecido poeta y premio Nobel Octavio
Paz se le otorga a poemario no publicado previamente, escrito en español
por un poeta residente en los Estados Unidos. Cada año, en el mes de mayo, se
lleva a cabo un concurso abierto en el cual un prestigioso poeta de habla hispana
selecciona un manuscrito ganador, que es publicado en edición bilingüe por
Akashic Press.
El primer libro seleccionado fue “2001-2011
Colaterales” de Dinapiera Di
Donato, publicado en octubre del año pasado. Ella también recibió
$1000 en efectivo. El poeta puertorriqueño Víctor Hernández
Cruz tuvo a su cargo la primera selección del Premio Paz de Poesía. La Junta
Asesora del premio está integrada por los notables escritores Julia Álvarez,
Sandra Cisneros, Cristina García, Campbell McGrath, Pablo Medina, Gary Soto,
Ilan Stavans y Luisa Valenzuela.
En entrevista hecha por Viviana Marcela Iriart, de la publicación
argentina “City Bell”, la poeta upatense destacó como significativo el hecho de que en
Estados Unidos aparezca un nuevo galardón para un libro de poemas escrito en
español por un residente. Significa que
la vida en español en este país y en el mundo sigue creciendo.
Le contaba a un amigo
que el mandar su libro a concurso fue la búsqueda de alguna señal de
que puede decir algo esta poesía de persona mayor periférica en la que
involuntariamente se
convirtió sin perder por ello su alegría, solamente que eso de
engavetar manuscritos ya parecía cosa de grafómana y esa idea le resultaba
incómoda.
Los “textos” del libro 2001-2011 Colaterales son
poemas que empezaron a salir en los márgenes de monografías y notas de estudio
del doctorado de estudios hispánicos que Dinapiera estaba cursando
desde el año 2000 en la universidad de la City University (CUNY) de New York.
Presionada para poder
mantener la legalidad de su estadía en los Estados Unidos llevaba una vida de
estudiante. Al principio, mientras estuvo en los cursos de inglés en
Texas, en lugar de aplicarse, también de sus orillas salió un libro que era
como un almacén de escombros. Cada jornada después de las clases del idioma,
según cuenta, se encerraba en una gigantesca biblioteca texana donde nunca
había estudiantes leyendo porque se suponía que un alumno serio tenía sus
propios libros. En esa soledad y riqueza fue asombroso descubrir las últimas
novedades literarias de todas partes del mundo y leí lo que no había podido
leer en Venezuela en mucho tiempo. Pero había que hacer tareas de inglés y
solamente podía tomar notas que fueron armando un libro de “poemas” que en
realidad reunió su despedida de una vida en Venezuela y la entrada
en un nuevo mutismo ya que desde hacía rato que en su entorno inmediato nadie
se escuchaba. Ese libro de catarsis quedó archivado y ya en el doctorado
propiamente pasó a lo que sería 10 años después 2001-2011 Colaterales;
el conjunto de varios libros de poemas reunidos. El primero del conjunto, La
Sorda, lo desprendió para un amigo que lo editó en Venezuela en el 2011.
Dinapiera, después de
Upata, vivió en Ciudad Bolívar, Cumaná, Caracas, París y desde diciembre de
1999 en Nueva York donde lleva una vida idílica según sus propias palabras:
caminatas por mi vecindario cerca del Hudson, leer, escribir, museos, oír
música, cartearme con los amigos, dar clases de español y francés
para pagar las cuentas.
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