Matronas y hacendados lo mismo que comerciantes morían sin revelar el secreto lugar donde ingresaban sus prendas, pesos, pesetas y morocotas. La tarea de dar con ellos comprometía intuición, agudeza pesquisante y tiempo. Hubo quienes adoptaron el oficio de buscar fortunas con detectores de metales o siguiendo irradiaciones luminosas por las noches. Viejas casas coloniales en ruinas se derrumbaron al flaquear sus bases en pisos horadados por los arqueólogos de fortuna. La progresiva llegada de los bancos y de otras realidades civilizadoras como la electricidad, fueron acabando con esa y otras tradicionales costumbres. La electricidad llegó a Ciudad Bolívar en 1911, y a Upata que era la segunda ciudad más importante de la provincia de Guayana en 1916.
Era hora de que Upata, a la par que la capital del Orinoco en materia cultural, comenzara a disfrutar de esa prodigiosa energía capaz de imponerse a la penumbra secular. Es así que por iniciativa de J.M. González Brito, M. Acevedo y Antonio Lecuna Bejarano, se fundara la C.A. Electricidad de Upata. La flamante compañía pidió ese año a la Veun Sevekin & Cía. de Chicago, un equipo completo de electricidad para el alumbrado de la población.
La luz eléctrica llegó a Upata en el mismo año en que llegó a Ciudad Bolívar la noticia de la muerte de uno de los propulsores de la electricidad para Guayana: Ángel Santos Palazzi, muerto en combate. Ángel Santos Palazzi (en la foto con su esposa e hijos), nacido en Ciudad Bolívar y quien junto con su hermano Pedro se alistó en el Ejército francés al iniciarse la Primera Guerra Mundial o Guerra del 14, era hijo de Merino Palazzi, establecido en Guayana desde el siglo diecinueve. El trasplante genealógico del apellido Palazzi de Córcega a Guayana lo hizo Merino Palazzi, quien sentó sus reales en Ciudad Bolívar al casarse con Josefita Ortiz Díaz, con la cual tuvo nueve hijos, entre ellos, Ángel Santo Palazzi nacido en 1877 y muerto en la Batalla de la Somme el 24 de julio de 1916.
En 1916, en Francia se dieron grandes batallas, entre ellas, la de Verdum que comenzó el 11 de febrero de 1916 con un ataque masivo del ejército alemán y la batalla de La Somme, iniciada el primero de julio, con una ofensiva de ingleses y franceses, cuyo principal objetivo era aliviar la presión de los alemanes en Verdum. Aquí, en esta batalla, Santos Palazzi perdió la vida en plena línea de fuego y bajo un recio combate de artillería. Un proyectil le voló la cabeza. Fue sepultado en el Cementerio de Amiens, donde se halla actualmente su tumba entre las de 20 mil soldados; y su nombre, junto con el de catalanes y extranjeros residentes que dieron la vida a partir de la frontera franco-española, figura en el monumento de Montjuich en Barcelona.
Ángel Santos Palazzi, visionario y emprendedor en todos los rasgos de progreso de la ciudad, estuvo metido de lleno, incluso en el saneamiento de la Laguna donde hoy se alza el Jardín Botánico del Orinoco, obra de Andrés Velásquez y Leandro Aristeguieta. (AF)
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