En la Ciudad Bolívar de 1936 no se celebraba el Día del Periodista como ahora el 27 de junio en memoria del Correo del Orinoco, ni siquiera como ocurrió en cierto tiempo el 24 de octubre, Día de la Gaceta de Caracas. Se celebraba el 9 de febrero, porque así había sido dispuesto por el gremio del continente “colombo-americano” el año anterior, atendiendo a una iniciativa en este sentido, del periodista de Bernardo Ángel, director de International Service de Nueva York. En Colombia continúan celebrándolo en recuerdo del 9 de febrero de 1791, cuando circuló el Papel Periódico de la ciudad de Santafé de Bogotá, primer semanario fundado y redactado por don Manuel del Socorro Rodríguez, un cubano radicado allí durante el virreinato. En ese periódico escribieron todos los próceres de la emancipación.
En ese año de 1936 ya existía en Ciudad Bolívar la Asociación de Cronistas Deportivos, la cual se había constituido el 21 de mayo en la residencia de Jorge Suegart. Fueron sus miembros fundadores, Paúl Acquatella, Luis Ramón Díaz, Alejandro Machado Pedrique, Óscar Grossman Siegert (Don Acíbar), Antonio León Rubio (El Diablo en pijama), entre otros. Vinieron de Caracas para estar presentes en el acto de instalación del Círculo, el comentarista deportivo Luis Gandica.
Con esta organización gremial se iniciaba, no obstante, la inesperada censura impuesta para atajar la efervescencia política brotada después de la muerte de Gómez. Tan pronto cayó el dictador, la prensa se desbordó. Era algo así como un río reprimido que de pronto le abren las compuertas, por lo que el presidente Eleazar López Contreras se apoyó en un pasaje del Mensaje al Congreso de Angostura, de Jean-Jacques Rousseau, escritor, pedagogo y filósofo suizo, citado por Bolívar, según el cual la libertad es un alimento muy suculento que ingerido sin control, se corre el riego de la intoxicación, por lo que se vio obligado a establecer la censura que tanto la prensa como los lectores odian, pues se sienten con derecho a saber todo lo concerniente con la vida de la sociedad en donde se halla integrado. De esta manera, en el caso del Estado Bolívar, el Gobierno designó una Junta de Censura integrada por J. M. Agosto Méndez, Luis Felipe Vargas Pizarro y José Gabriel Machado. Esto obligó a los periódicos a sacar en recuadro lo siguiente: “Este periódico está visado por la censura”, incluso el semanario “El Liberal” fundado por el “Partido Liberal Amarillo” presidido por Fermín Clemente Bello e integrado por César Gómez, Rodolfo Felice, Héctor Silva y Ramón Antonio Aular, lo hizo.
En esos días, los bolivarenses se asombraron al ver un avión acuatizar en el Orinoco. Se trataba del general Juan Fernández, visitando Ciudad Bolívar en compañía de su hija Sofía Fernández Alcalá, en uno de los hidroaviones de la Standard Oil Company. Juan Fernández, fundador y dueño del Hato Puedpa, había sido antes gobernador del Territorio Federal Yuruari y fue él quien decidió el triunfo de la Batalla de Ciudad Bolívar en julio de 1903, a favor del Gobierno con la toma de la Fortaleza del Zamuro y El Capitolio o cuartel militar frente a la Plaza Miranda.
Coincidentemente, los bolivarenses se estaban dirigiendo al nuevo Presidente provisional de Venezuela, general Eleazar López Contreras pidiéndole la pronta ejecución del acueducto, conforme a los estudios ya realizados. Al mismo tiempo que solicitaron la devolución a la ciudad de un edificio de la cual fue despojada, y que estaba destinado por el gobernador Juan Bautista Dalla Costa para el Hospital La Cruz. La estructura había sido ocupada por fuerzas militares que lo convirtieron en Cuartel El Capitolio en 1892 (AF)
En ese año de 1936 ya existía en Ciudad Bolívar la Asociación de Cronistas Deportivos, la cual se había constituido el 21 de mayo en la residencia de Jorge Suegart. Fueron sus miembros fundadores, Paúl Acquatella, Luis Ramón Díaz, Alejandro Machado Pedrique, Óscar Grossman Siegert (Don Acíbar), Antonio León Rubio (El Diablo en pijama), entre otros. Vinieron de Caracas para estar presentes en el acto de instalación del Círculo, el comentarista deportivo Luis Gandica.
Con esta organización gremial se iniciaba, no obstante, la inesperada censura impuesta para atajar la efervescencia política brotada después de la muerte de Gómez. Tan pronto cayó el dictador, la prensa se desbordó. Era algo así como un río reprimido que de pronto le abren las compuertas, por lo que el presidente Eleazar López Contreras se apoyó en un pasaje del Mensaje al Congreso de Angostura, de Jean-Jacques Rousseau, escritor, pedagogo y filósofo suizo, citado por Bolívar, según el cual la libertad es un alimento muy suculento que ingerido sin control, se corre el riego de la intoxicación, por lo que se vio obligado a establecer la censura que tanto la prensa como los lectores odian, pues se sienten con derecho a saber todo lo concerniente con la vida de la sociedad en donde se halla integrado. De esta manera, en el caso del Estado Bolívar, el Gobierno designó una Junta de Censura integrada por J. M. Agosto Méndez, Luis Felipe Vargas Pizarro y José Gabriel Machado. Esto obligó a los periódicos a sacar en recuadro lo siguiente: “Este periódico está visado por la censura”, incluso el semanario “El Liberal” fundado por el “Partido Liberal Amarillo” presidido por Fermín Clemente Bello e integrado por César Gómez, Rodolfo Felice, Héctor Silva y Ramón Antonio Aular, lo hizo.
En esos días, los bolivarenses se asombraron al ver un avión acuatizar en el Orinoco. Se trataba del general Juan Fernández, visitando Ciudad Bolívar en compañía de su hija Sofía Fernández Alcalá, en uno de los hidroaviones de la Standard Oil Company. Juan Fernández, fundador y dueño del Hato Puedpa, había sido antes gobernador del Territorio Federal Yuruari y fue él quien decidió el triunfo de la Batalla de Ciudad Bolívar en julio de 1903, a favor del Gobierno con la toma de la Fortaleza del Zamuro y El Capitolio o cuartel militar frente a la Plaza Miranda.
Coincidentemente, los bolivarenses se estaban dirigiendo al nuevo Presidente provisional de Venezuela, general Eleazar López Contreras pidiéndole la pronta ejecución del acueducto, conforme a los estudios ya realizados. Al mismo tiempo que solicitaron la devolución a la ciudad de un edificio de la cual fue despojada, y que estaba destinado por el gobernador Juan Bautista Dalla Costa para el Hospital La Cruz. La estructura había sido ocupada por fuerzas militares que lo convirtieron en Cuartel El Capitolio en 1892 (AF)
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