La calamidad pública y los planes de emergencia forzaron la implementación de una nueva estructura organizativa que prácticamente convirtió a Guri en un pueblo.
Los esquemas se quebraron y con ellos el concepto de “zona bajo régimen especial” que también quedó como parte de la historia del viejo campamento, donde más de 1.500 personas damnificadas de las inundaciones del litoral guaireño, fueron conducidas a los predios del Caño Necuima donde revientan impetuosa las aguas del Caroní.
La intempestiva y nueva situación donde está ubicada la gran presa que da luz y energía hasta más allá de Venezuela, es el resultado de la tragedia nacional registrada casi finalizando el año y que arrojó el trágico saldo de un número no determinado de fallecidos y desaparecidos y más de 100 mil damnificados a causa de un excepcional fenómeno meteorológico que afectó al norte del país desde el 14 de diciembre de 1999.
Las visiones captadas entonces por las televisoras eran realmente surrealistas: avenidas inundadas de acera a acera, árboles arrancados de raíz, automóviles sepultados por el barro y casas inundadas hasta el techo. Caracas se paralizó por las lluvias e inundaciones que fueron constantes en el país.
Fue la peor catástrofe natural de los últimos cincuenta años. Además de Caracas, otras nueve ciudades y cientos de poblados al norte fueron declarados en emergencia. Los estados más afectados fueron Vargas, Falcón, Miranda, Yaracuy, Carabobo, Anzoátegui, Sucre, Nueva Esparta y Zulia. Guayana, no obstante su extensa y activa red hidrográfica, escapó del fenómeno pero pagó como tributo la quebradura del esquema de Guri como zona bajo régimen especial.
Éste es considerado el peor desastre natural ocurrido en el país.
Este hecho aparece en el libro Guiness de los récords como el mayor número de víctimas mortales por un alud de barro.
Las zonas más afectadas por el desastre natural del 15, 16 y 17 de diciembre son las costas de los estados Vargas, Miranda y Falcón. Miles de personas fueron desplazadas y pueblos enteros quedaron devastados, entre la infraestructura perdida por el desastre se cuentan universidades, grandes hoteles, clubes, importantes comunidades, vialidad, entre otros.
Vargas dejó saldo de 54.392 damnificados y 240 mil varguenses afectados, cuyas viviendas podían ser recuperadas. El último censo revela que cerca de la mitad de estos varguenses regresaron a recuperar sus casas. Así mismo, Protección Civil Nacional registró unas 40.600 viviendas afectadas en el deslave. Aproximadamente 45% (unas 18 mil), fueron declaradas inhabitables. Hoy al menos 35% de estas viviendas volvieron a ser ocupadas. Los daños urbanos fueron calculados en 1.729 millones de dólares.
En febrero del año 2000, la reconstrucción se anunció y comenzó. Los planes fueron presentados en Cadena Nacional de Radio y Televisión. Pero la vaguada de 2005 dejó en evidencia la poca respuesta del Estado y en abril de ese año se hizo oficial el lanzamiento del Plan Vargas bajo la responsabilidad del Ministerio de Interior y Justicia. Posteriormente en 2008 se anunció el Plan Vargas II que nunca cristalizó.
“En el primer plan -conocido como plan Genatios- se concluyó la canalización de la quebrada Guanape. El resto de los planes de reorganización urbana presentados por las facultades y escuelas de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería de la UCV, USB y Unimet, fueron desechados.
Sin embargo dentro del periodo 2000-2004 fueron aprobados Bs. 2,7 billones por el Ejecutivo Nacional, solo para la remoción de escombros y se reportó 645 millones de dólares en aportes y ayudas internacionales, cuya inversión nunca ha sido precisada. Luego tras la vaguada de 2005, se iniciaron las intervenciones del Plan Vargas, cuya ejecución se extendió hasta 2007. Las 94 obras que incluía el plan representaron una inversión de 138.140.000,00 de dólares,
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