El
Embajador de Bélgica en Venezuela, señor Hugo Walshep, llegó a Guayana (6 de mayo de 1973) para
visitar a 200 técnicos de su país que se vinieron con su familia contratados
para trabajar en la construcción de la Gran Presa de Guri y Planta de Productos
Planos de la Siderúrgica del Orinoco.
Antes saludó y obsequió un regalo al
Gobernador encargado, doctor Jesús
Manuel Bastidas, habló con los
periodistas y resaltó que los vínculos de Bélgica con Venezuela no son desde
ahora sino de muy atrás. El Mariscal
Antonio José de Sucre era de origen belga pues su padre, Don Vicente Sucre, era
hijo de Don Antonio Sucre y Estrelles y éste a su vez, hijo de don Carlos de
Sucre y Pardo, Gobernador de Cuba y de Cartagena de Indias (1723-28), nacido en
el Condado de Flandes (Bélgica).
Por otra parte, Bolívar, Andrés Bello,
Miranda, vivieron en Bélgica, y el Rey Leopoldo vino con frecuencia a
Venezuela. El Ministro de Relaciones
Exteriores, doctor Arístides Calvani, estudió durante siete años en Bruselas.
Y ahora 200 técnicos belgas se instalaban
en Ciudad Guayana para ocuparse en los trabajos de montaje de la Planta de
Productos Planos y en lo relativo a las nuevas turbinas de la Casa de Máquinas
de la Presa Guri. Esto además de de un
centenar más instalando 15 mil líneas telefónicas y montando una Planta de
Polietileno en El Tablazo.
Bélgica entonces tenía una buena
política de cooperación con Venezuela, hasta el punto de que nuestro país le
compraba el doble de lo que ella nos vendía. Es decir, que Venezuela compraba a Bélgica, productos por valor de 20 millones de dólares al año, mientras que Bélgica compraba a Venezuela, hierro y otros productos por más de 40 millones de dólares.
El Cónsul de Bélgica en Ciudad Bolívar en 1973 era el señor Humberto Boccardo, quien junto con H. Welle, dominaba todo el mercado ferretero de la Región Guayana.
A propósito, es bueno decir que este señor don Carlos de Sucre, de origen belga y bisabuelo del Gran Mariscal Antonio José de Sucre, estuvo un tiempo aquí en el Bajo Orinoco cuando Guayana dependía de la provincia de Nueva Andalucía (Cumaná) y era su Gobernador. A él se debe la reconstrucción del Fuerte San Francisco que junto con el Padrastro levantado más tarde, cuidaba de la protección y defensa de la ciudad de Santo Tomás de Guayana un poco más abajo de las bocas del Caroni.
El Convento de San Francisco que había sido transformado en Fortaleza por el Gobernador Tiburcio de Aspe y Zúñiga (1677-1682), tuvo su debut como tal en 1682 contra una invasión corsaria francesa procedente de Martinica que había tomado a Trinidad y apresado al Gobernador ya al final de su mandato. El fuerte todavía era vulnerable y los corsarios franceses estuvieron dominando el Orinoco hasta 1685 con la colaboración aparente de indios Caribes.
Evidenciada la impotencia del Fuerte San Francisco para contener las invasiones, se imponía la necesidad de implantar otras fortificaciones al borde del Orinoco. En 1731 se le concedió al Coronel Carlos de Sucre y Pardo, recién designado gobernador de Cumaná y quien lo había sido de Cartagena de Indias y de Santiago de Cuba, la facultad de escoger el sitio para construir un nuevo Fuerte. No obstante, Sucre Prefirió reconstruir el San Francisco haciéndolo menos – expugnable.
En diciembre de 1740, siendo Gobernador de Cumaná y Guayana, Gregorio Espinoza de los Monteros, piratas ingleses al mando del capitán Waterhouse, invadieron pero el Fuerte San Francisco, no soportó la carga.
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