jueves, 7 de febrero de 2013

Puerto de Ciudad Bolívar 1966


B1Topicos

El Puerto fluvial de Ciudad Bolívar, uno de los más importantes de Venezuela hasta un poco más de la mitad del siglo veinte, quedó prácticamente cerrado al comenzar el auge industrial y económico de la zona del hierro.
El cinco de agosto, la Compañía Venezolana de Navegación y la Real Holandesa de Vapores, anunciaron la paralización definitiva del servicio de transporte fluvial y de carga en sus barcos hasta el puerto de la tradicional ciudad capital, debido a que el comercio de importación de las casas mercantiles locales había quedado reducido en un 90 por ciento.     
Uno de los últimos barcos incorporados a la navegación fue La Trinidad que superó en muchos aspectos a los barcos que hasta entonces cubrían la ruta.
Un barco de cualquiera de las dos empresas navieras transportaba hasta Ciudad Bolívar 600 toneladas de mercancías, pero el drenaje del Orinoco, conectado con los modernos muelles construidos en la zona del hierro, cambiaban la realidad económica, por lo que las compañías navieras consideraron innecesaria la prolongación de la ruta de un barco hasta el puerto de Ciudad Bolívar. Se quedarían en la zona del hierro y si algunos de los barcos transportaban mercancía para el comercio de la capital, sería trasladada en lanchones desde Matanzas.
De todas formas, a esa altura del tiempo, la mercancía de consumo local se estaba produciendo en el país y ya eran escasos los renglones importados. Los comerciantes de Ciudad Bolívar se dieron cuenta que el transporte por tierra de sus mercancías era más rápido y el flete más económico, por lo tanto, no hubo tanta alharaca cuando esto ocurrió, sólo los caleteros pegaron el grito hasta el cielo.
El señor Ricardo Brandt, representante de la Holandesa de Vapores se mostró más sensible ante el malestar y ofreció reanudar los servicios si el comercio local le garantizaba un transporte mínimo de 100 toneladas por barco y si se hacían gestiones ante el Ministerio de Comunicaciones para el establecimientos de un balizaje luminoso que permitiera a los barcos evitar los escollos del Orinoco tanto en tiempo de crecida como de verano.
Desde Angostura o Ciudad Bolívar, el puerto más importante del Orinoco, se cubría una línea fluvial y marítima que comprendía Trinidad, Cumaná, Margarita, Barcelona, La Guaira, Las Antillas y se extendía hasta el Apure, el Meta, Portuguesa, el Guaviare, Barinas y muchos otros pueblos intermedios.
Pero un día fueron descubiertas las montañas de hierro de El Pao, El Trueno, La Paría y San Isidro, y la navegación por el río se circunscribió al tramo de su desembocadura, desde Boca Grande hasta Matanzas en un recorrido de apenas 341 kilómetros de 2 mil que antes eran navegados. El resto del río quedó afectado y debido a ese cambio muchos pueblos languidecen. Ciudad Bolívar perdió su Aduana y su Capitanía de Puerto Mermó de categoría dejando de ser la ciudad mercantilista y cosmopolita de otros tiempos y a la que Juan Vicente González comparó con la antigua y floreciente Fenicia.
Todavía, entre 1959 y 1965 llegaba al puerto de Ciudad Bolívar un promedio de cuatro buques al mes con cuatro mil toneladas de carga cada uno. Se recuerda al Buar, Hecuba, Reuda, Kreon, todos de nacionalidad holandesa. El último que atracó fue el Alcoa Rommer, 8 de julio de 1966, trayendo de la República Dominicana 850 toneladas de harina. Desde entonces es triste y desierto este puerto antes famoso de Angostura, al que varias unidades del Comando Fluvial José Tomás Machado así como el mercado de la Sapoara y el Club tratan de darle vida de alguna manera.

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