Ningún periodista fue tan
maltratado y torturado durante la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez
que el margariteño Pedro Manuel Vásquez (extremo izquierdo de la foto y al extremo derecho Eleazar Díaz Rangel). Perseguido, preso, torturado, sometido a
trabajos forzados en el campo de concentración de Guasina y Sacupana y
finalmente hasta lograr la libertad sometido en la Cárcel de Vista Hermosa de
Ciudad Bolívar. Este establecimiento
penal que se pretendía convertir en modelo para todas las cárceles nuevas que
se construyeran en el país, fue infortunadamente iniciada con más de 200 presos
políticos que como en la antigua Siberia comunista, pagaban el delito de
aspirar vivir bajo un sistema de gobierno democrático, descontaminado de todo
autoritarismo.
En el libro del periodista y profesor de literatura José
Vicente Abreu “Se llamaba SN” el periodista Pedro Manuel Vásquez aparece con el
nombre de batalla clandestina “Manuel Salazar” y su madre Micaela, fue la única
de todas las madres que pudo llegar e instalarse en la isla Sacupana del
Orinoco para velar día y noche por el destino ingrato y dramático de su hijo.
Abreu dice en su libro: “Micaela Vásquez nació en San Juan
del Estado Nueva Esparta, el 5 de julio de 1900. Valiente mujer venezolana, madre del secuestrado
político Pedro Manuel Vásquez, se lanzó a recorrer el Delta del Orinoco hasta
dar con Guasina tras los pasos de su hijo.
Se refugió en Sacupana y permaneció al lado de los presos hasta el
cierre del campo de concentración. Allí
se convirtió en el centro de enlace entre los presos y la calle. Todos veían en ella la imagen de la propia
madre”.
Pedro Manuel Vásquez fue atrapado por la Seguridad Nacional
luego de participar en la fracasada huelga petrolera del cincuenta en Maracaibo. La persecución fue despiadada. Lo torturaron
y fracturaron un brazo. Estuvo seis meses presos en Maracaibo. La mujer lo abandonó yéndose para El Tigre
con sus dos hijos. Lo trasladan a Caracas después, salen en libertad. Se va a El Tigre en busca de sus hijos. En El Tigre lo detienen y secuestran. Al cabo de un mes le dan la libertad y
regresa a Caracas. Se incorpora al
movimiento clandestino contra el régimen y lo apresan enconchado en el taller
de un Zapatero de Catia.
Internado en la Cárcel de Pro-patria es candidato seguro
como otros tantos, 136 en total, para completar el tercer lote de presos
políticos, en su mayoría adecos y comunistas, que debe embarcar en el puerto de
La Guaira con destino al infierno selvático de
Guasina. Aquí a esta isla en la
desembocadura del Orinoco llegan los presos políticos del régimen, hacinados a bordo del vapor “Guayana”. Entre monte, culebra y mosquitos puyones, los
presos son sometidos a trabajo forzado bajo la vigilancia permanente y severa
de peinillas y ametralladoras de miembros de la Guardia Nacional y la Seguridad
Nacional.
Las inundaciones de agosto del 52 obliga al Gobierno
reubicar a los presos en el Caserío de
Sacupana y desde ella a raíz de las elecciones de noviembre y la presión
constante de la comisión de Derechos de la Organización de Estado Americano son
trasladados a la Cárcel Modelo de Vista Hermosa, donde sólo salen en libertad
los que firman cauciones que los inhabilita políticamente. Dos días después de la Revolución
cívico-militar del 23 de Enero del 58 salen en libertad los últimos presos,
entre ellos, Pedro Manuel Vásquez, quien llegará a ser miembro de la Directiva Nacionales
la Asociación Venezolana de Periodistas que entonces presidía Eleazar Díaz
Rangel y luchador incansable por la Colegiación.
Como tal concurrió en la VI Convención Nacional de Periodistas
celebrada en Ciudad Bolívar en julio de 1968, sesquicentenario del Correo del
Orinoco, que me tocó presidir por voluntad de 251 delegados. (AF)
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