La tierra retumbó en Ciudad Bolívar durante 45 segundos la madrugada del 20 de septiembre de 1968 a causa de ondas sísmicas provenientes del noreste que chocaron, contra el macizo guayanés.
La resonancia, como la de mil canberras juntos cruzando el espacio, causó acentuada vibración en casas y edificios de la
ciudad, pero sin consecuencias fatales que lamentar.
Asombrada y llena de pánico, la
población despertó y se lanzó a las calles
permaneciendo desde las 2:05, hora probable del movimiento sísmico hasta el amanecer.
Pacientes del Hospital Universitario Ruiz y Páez, entre ellos, cien
niños, fueron evacuados de los altos pisos del edificio y mientras esto
ocurría, ancianos y mujeres desmayados y
bajo fuertes crisis nerviosas, ingresaban en carros y ambulancias en procura de
auxilio. Igualmente, ocurrió en el Centro de Salud Mental, en el Hospital
del Tórax y en clínicas
particulares.
Como en diciembre a media
noche, los automóviles tocaban sus bocinas en forma sostenida y se desplazaban a altas velocidades por calles y
avenidas evidenciando sus conductores síntomas de incontrolable nerviosismo.
Recuerdo que desperté sobresaltado por el ruido,
coloqué las manos en las paredes de la casa para comprobar las
vibraciones, fuí a los cuartos contiguos
y levanté los niños, los llevé a la calle y luego de todo esto, aun continuaba
oyendo el ruido. Fue verdaderamente espantoso y nos dio la sensación de que algo catastrófico había
ocurrido en otros lugares cercanos. Más
tarde a través de la Banda Ciudadana de Radio Aficionado y el complejo
radiofónico de la Zona 9 del MOP se
comprobó que en todo el Oriente y en el interior de este Estado se sintió el
temblor pero sin resultados fatales que deplorar.
Cuando la tierra retumbaba,
desapareció el alumbrado eléctrico y la ciudad quedó envuelta en
tinieblas. La luz apareció diez minutos
más tarde. Las radio-emisoras no
trasmitían y la central telefónica no respondía debido al inmenso caudal de
llamadas que se acumulaban en la receptoría.
En cuestión de minutos todo el
mundo quería saber que había ocurrido afuera, especialmente en las ciudades
donde residían familiares. Este periodista oyó a través de un TR-301, cómo una
Radio Móvil del MOP recomendaba a la Central que se dirigiera a las
radioemisoras locales para que saliesen al aire al fin de calmar a la
ciudadanía y especialmente llamase la atención de los conductores que se
desplazaban a exceso de velocidad, pero las emisoras no salieron al aire sino
hasta el amanecer.
En nuestro radio-receptor comprobamos que todas las
emisoras de Oriente había salido al aire para informar de lo acontecido y
llamar a la serenidad pública.
Según la gente más vieja consultada, era la primera
vez que ocurría un fenómeno de esta naturaleza en la ciudad.
El doctor José Nancy Perfetti, geólogo por muchos
años realizando estudios del suelo guayanés, lo confirmaba aún cuando recordaba
que el 19 de marzo de 1953 se registró en la ciudad algo parecido aunque no con
la misma intensidad y resonancia.
Perfetti, quien fue llamado a su casa a las tres de
la madrugada, dijo que dos horas antes de la trepidación sísmica sintió el
retumbar de un golpe sostenido. Comentó que el Escudo Guayanés sobre el cual
descansa la ciudad es una masa pétrea relativamente establece y poca propensa a
sufrir sacudidas sísmicas de gran intensidad; sin embargo, pueden ocurrir
fenómenos como el de la madrugada producida por ondas sísmicas al chocar contra
el macizo guyanés.
Expreso que es posible que las ondas sísmicas
desplazadas a través de los Llanos y que se reflejaron en el Escudo, hayan
provenido de una falla localizada por el estudio geológico en el llamado “Mar
de Humboldt” y que tiende a unir a los Golfos de Paria y Cariaco en el Estado Sucre. (AF)
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