La mayoría del Comité Ejecutivo Nacional de Acción Democrática, tras tormentosa reunión, se pronunció por la renuncia de Luis Alfaro Ucero a la candidatura presidencial.
La crisis estalló el 25 de noviembre de 1998 y la generaron los gobernadores recién electos al amotinarse pidiendo a las máximas autoridades del partido reconsiderar la propuesta electoral ante la realidad de las encuestas que consideraron de peligro inminente contra la democracia y la descentralización.
Luis Alfaro Ucero, quien hasta entonces no superaba el 7 por ciento en las encuestas, se negó rotundamente a renunciar, lo que ameritó su expulsión luego de una reunión del CDN que se pronunció por respaldar la candidatura de Salas Römer.
Salas Römer aceptó los votos blancos, pero advirtiendo que “vienen sin compromiso, pues no cargo mono amarrado ni tengo rabo de paja”. Situación similar se produjo en el partido Copei con relación a la candidatura de Irene Sáez. Donald Ramírez, secretario general socialcristiano, dijo entonces que “la opinión pública reclama la compactación de un polo democrático” y que la situación los obligaba a concluir que ese polo de concretarse, tenía que ser en torno a la candidatura de Enrique Salas Römer, abanderado de Proyecto Venezuela.
De hecho terminaba así triste y tercamente la vida partidista de un hombre que desde sus tiempos juveniles fue miembro primero del Partido Democrático Nacional (PDN) y luego de su sucesora Acción Democrática (AD). En AD ocupó los cargos, a nivel nacional, de secretario de organización y, desde 1991, el de secretario general.
Fue además diputado de la Asamblea Constituyente de 1947, gobernador de su nativo estado Monagas (1966-1968), diputado y senador del Congreso Nacional en varias ocasiones.
El 4 de junio de 1998, siendo todavía secretario general de AD, Alfaro fue postulado por el Comité Directivo Nacional (CDN) de su partido como candidato para la elección presidencial de aquel año. Fue también nominado a la presidencia por URD, ORA y otras organizaciones políticas.
Faltando pocos días para los comicios, el Comité Directivo Nacional de AD le retiró su apoyo para respaldar a Henrique Salas Römer; a quien consideraban el único capaz de derrotar a Hugo Chávez. Alfaro no aceptó la decisión del CDN y por ello fue expulsado por el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de esa tolda.
Alfaro continuó en campaña con la ayuda de URD, ORA y demás organizaciones. El 6 de diciembre de 1998 ocupó el cuarto lugar en la carrera presidencial con 30.000 votos (0,60 %). Desde entonces se había retirado de la actividad política.
Luis Alfaro Ucero, casado con Faustina Sáez y padre de tres hijos, y quien siempre fue reconocido dentro de su partido como “el Caudillo”, murió el 28 de noviembre de 2013 a los 91 años de edad.
Fue Rómulo Betancourt quien lo bautizó “el Caudillo”, en los años de 1940 durante la etapa fundacional de AD por su ascendencia natural sobre la militancia y sobre todo por su estilo férreo de manejar al partido, primero como secretario nacional de organización por unos 15 años y luego como secretario general nacional a partir de 1991. Fue un dirigente negado a los discursos y particularmente con la prensa.
Luis Alfaro Ucero marcó un período de la política venezolana que, con su defenestración y expulsión de Acción Democrática, dio el pistoletazo a la era vigente que inauguró la victoria presidencial de Hugo Chávez en diciembre de 1998.
La víspera de ser investido como candidato presidencial de AD, en junio de 1998, Omar Barboza, entonces diputado de esa organización, describió a Alfaro como “un hombre con carácter, disciplinado, con organización, un ser humano sencillo, venezolano, hecho a fuerza de trabajo, de esfuerzo, de honestidad, con una trayectoria que nadie puede cuestionar”.
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