El gobierno de Rafael Caldera lo decretó así, atendiendo una exhortación del Congreso Nacional a solicitud de la Alcaldía del municipio Caroní.
En la falda del cerro al que después los pobladores cercanos bautizaron como Cerro El Gallo, el general Piar situó una línea de su ejército y por allí mismo desembocó la caballería que terminó arrollando a las tropas del coronel Nicolás Ceruti y del brigadier Miguel de la Torre.
Según versiones recogidas por el cronista de San Félix, Alcides Pereira Laguna, el nombre del cerro, al occidente de San Félix y a cuya izquierda un barranco que le sirvió de protección al ejército patriota, responde a una leyenda según la cual, en la madrugada que sigue a la tarde cuando fue fusilado Piar en la plaza de Angostura, los vecinos del cerro oyeron el canto lánguido y tendido de un gallo que nunca antes habían escuchado.
Otra versión habla del canto sonoro y vibrante de un gallo en la madrugada del 11 para el 12 de abril, vale decir, después de la batalla. Ambos cantos se localizan a la media noche de la Semana Santa de cada año. Otras leyendas alimentadas por la superstición y la imaginación popular en torno a aquel acontecimiento de 1817, se han ido desvaneciendo en la frágil memoria del tiempo.
He aquí parte de la crónica redactada por el cronista Alcides Pereira: “El Cerro El Gallo”, está relacionado con un hecho histórico de nuestra epopeya libertadora, pues fue en sus alrededores donde se libró la famosa Batalla de San Félix el día 11 de abril de 1817, comandada por el general Manuel Piar. El nombre “Cerro El Gallo” tiene su origen en una leyenda derivada de la fecha anterior y del 16 de octubre de 1817, cuando fue fusilado en la antes Angostura el General Piar. Es precisamente a partir de su muerte cuando comienza la leyenda toda vez que antes de las fechas referidas el cerro no tenía nombre y se ha trasmitido su denominación hasta nuestros días por parte de ancianos nativos del pueblo que a su vez la heredaron de sus antepasados. La leyenda tiene dos versiones: una es que después de la Batalla de San Félix, las pocas gentes humildes que vivían cerca y en los alrededores de la loma, comenzaron a ver fantasmas, apariciones de seres humanos sin cabeza jineteando bestias, fenómenos muy difundidos en la Venezuela remota. Se afirmaba que a las doce de la noche en Semana Santa se oía desde el cerro el canto lánguido y sostenido de un gallo y la otra trasmitida en igual forma que la anterior, pero conectada con el fusilamiento del General Piar en la Plaza de Angostura.
Los labriegos y criadores que cumplían faenas en las adyacencias del cerro comentaban que el canto del gallo que partía del cerro era extraño en el sentido de no ser el canto normal de esta ave gallinácea de corral y palenque. A veces se percibía lánguido y lastimero y en determinados momentos el canto se denotaba orgulloso y victorioso, es decir, fuerte y vibrante, lo cual como está dicho, originó dos interpretaciones de la misma leyenda: la ejecución del general y el triunfo de la batalla en la mesa de Chirica que se extiende desde la falda del cerro. (AF)
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