El 22 de agosto de 1997, un temblor de 4.7 grados estremeció a Guayana. Se registró a las 3:02 de la tarde del viernes 22 y el epicentro fue localizado 5 kilómetros al sureste de El Tigre, estado Anzoátegui, confirmado por la Fundación de Investigaciones Sismológicas.
Ocurrió 42 días después -9 de julio- del terremoto de Cumaná-Cariaco y otros pueblos del estado Sucre que fue a las 15:25 de la tarde del miércoles 9 con marca de 6.7 grados de la escala de Richter y saldo de 140 muertos y 2 mil heridos.
Afortunadamente en Guayana las sacudidas sísmicas no llegan a terremoto por estar la provincia sobre el escudo guayanés, roca precámbrica, una de las más antiguas del planeta. Los terremotos ocurren en tierras jóvenes como la de Caracas y los Andes.
Generalmente cuando tiembla en Guayana es a consecuencia de las ondas sísmicas de otras procedencias que chocan contra el escudo; por supuesto, unas más fuertes que otras, dependiendo de la distancia del epicentro. No quiere decir que el Escudo de Guayana que parte del Orinoco hasta Brasil, donde tampoco hay registros de terremotos, no tenga alguna falla geológica como la que hace algunos años señaló el científico José Nancy Perfetti que iría desde el Delta hasta las inmediaciones de la Presa de Guri.
El “Correo del Orinoco” en su edición No. 36 informa que el 28 de agosto de 1819 se sintió en Angostura un temblor de tierra que “duró dos minutos pero no causó ningún perjuicio en los edificios”. Tal vez sea exagerada la duración a menos que hayan sido temblores de poca intensidad pero intermitentemente seguidos.
Siempre se ha dicho que Guayana en general es tierra antisísmica y que la prueba es que aquí jamás ha ocurrido un terremoto propiamente dicho, sino temblores leves por los sismos ocurridos en otras partes cuyas ondas colisionan contra el Escudo Guayanés o la tierra más antigua del continente sudamericano que es la nuestra. Se le calcula una edad geológica aproximada de 3.500 millones de años, muchísimo más vieja que Los Andes y el resto de Venezuela. De manera que Guayana siempre ha sido tierra firme, mientras el resto de Venezuela tierra inestable sujeta a procesos y alteraciones producidos por presiones de fuerzas orogénicas.
Para el sacerdote Jesús Ramírez, director y fundador en 1941 del Instituto Geofísico de la Universidad Javeriana, la predicción de los sismos es una cuestión de generación.
A propósito recuerda: su sistema que en un principio sirvió a la Marina de Guerra Norteamericana, para seguir los ciclones y con el cual logró determinar el origen de los sismos en el Atlántico, ha sido superado eficazmente en la actualidad. Hoy en día la trayectoria de los ciclones puede seguirse por otros métodos más efectivos.
El Pbro. Ramírez dictó en la Convención Venezolana de Geofísica celebrada en Ciudad Bolívar el 17 de noviembre de 1976, una conferencia sobre esta materia e informó que Japón es uno de los países donde la sismología está procurando llegar a la predicción de los sismos. Hay otras naciones como la China que también hacen algunos progresos. En Masushiro, un territorio de Japón sobre una gran falla geológica, se han intensificado medidas de todas clases de la ciencia para determinar cómo se está moviendo esa región, de tal manera que por las mañanas es posible ver a la maestra, antes de entrar a la escuela, observando cuántos milímetros se ha desplazado una placa de cemento con respecto a otra. Para entonces, Japón estaba exhibiendo una película sobre un terremoto que según ellos fue anunciado con un mes de anticipación.
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