El 11 de octubre de 1997, Bill Clinton, acompañado de su esposa Hillary Rodham, visitó Venezuela durante 24 horas, al iniciar gira que cubrió Brasil y Argentina.
Era el cuarto presidente estadounidense que visitaba esta nación desde que vino John F. Kennedy en 1961. Jimmy Carter y George Bush fueron los otros en 1978 y 1990, respectivamente.
Durante la visita, Clinton presenció junto con su colega Rafael Caldera la firma de seis acuerdos bilaterales, entre los que destacaban la lucha antidrogas, asistencia en materia penal, aduanas y de cooperación energética. Entonces elogió y calificó de fuerte la democracia venezolana luego de haber sufrido desafíos importantes. Dijo también que la economía venezolana estaba creciendo tras reales sacrificios.
Clinton realizó durante sus dos mandatos, una fuerte campaña para apoyar el Tratado de Libre Comercio Norteamericano entre Estados Unidos, México y Canadá. El acuerdo, que establecía una zona de libre comercio entre los tres países, fue aprobado por el Congreso y entró en vigor en enero de 1994. En febrero, Clinton anunció la conclusión del embargo comercial de 19 años impuesto a Vietnam. En otros temas de política internacional, Clinton fue criticado por su indecisión, concretamente con respecto a la guerra de la antigua Yugoslavia, por las sanciones contra el régimen militar de Haití y por la intervención militar estadounidense en Somalia. De otro lado, las elecciones legislativas de 1994 significaron el final del dominio del Partido Demócrata sobre el Senado y la Cámara de Representantes, pues dieron como resultado la mayoría para el Partido Republicano en ambas cámaras.
Al margen de los logros y desaciertos de su segundo mandato presidencial, éste se vio particularmente marcado por la extensa cobertura que los medios realizaron de los escándalos de carácter sexual en que se vio envuelto, principalmente el que lo ligaba a la becaria de la casa Blanca, Mónica Lewinsky, una licenciada en Psicología, quien tuvo relaciones íntimas con el presidente. El 6 de agosto de 1998, se convirtió en la primera testigo que refutaba la declaración jurada de un presidente de Estados Unidos, en la que negó haber tenido relaciones sexuales con ella. El fiscal acusó al presidente de once graves delitos merecedores de un proceso de impugnación, por perjurio (en sus declaraciones en el caso Paula Jones y ante el gran jurado), abuso de poder y obstrucción a la labor de justicia. El 8 de octubre, el Congreso votó 258 a 176 votos a favor del proceso de destitución. Tras unos meses, Clinton admitió haber mantenido un “comportamiento físico impropio”, aunque negó haber cometido perjurio.
En 1998 llevó a cabo el bombardeo a Irak y el 12 de febrero de 1999, la cámara alta declaró a Clinton “no culpable” del delito de perjurio por 55 a 45 votos a favor, y del delito de obstrucción a la justicia con empate a 50. Para la impugnación se exigía una mayoría de dos tercios.
Algunos consideran que fue un presidente moderado y que la economía de los Estados Unidos experimentó un fuerte crecimiento durante su presidencia. En la elección 2008, su esposa Hillary Clinton tuvo la posibilidad de ser la primera presidenta en los Estados Unidos, pero perdió su aspiración presidencial con el también precandidato demócrata, Barack Obama. Durante su etapa presidencial se dio a reconocer por el carácter informal que imprimió a sus relaciones con otros mandatarios mundiales. Durante un discurso junto al presidente de Rusia Boris Yeltsin, Bill reía abiertamente los comentarios graciosos del líder ruso, lo que supuso un giro en la imagen de las relaciones bilaterales marcado por los años de la Guerra Fría.
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