Publicó siete libros de poesía y dos ensayos.: uno sobre la libertad de expresión y otro sobre la prognosis. Fue procurador general del estado Bolívar y profesor de derecho penal en la Escuela de Comunicación social de la Facultad de Humanidades de la UCV.
Nacido en Tumeremo en 1939, tiempos febriles del Balatá, Argenis Daza Guevara quedó huérfano cuando cursaba el primer año de bachillerato en el Liceo Peñalver. Entonces debió ser internado en la Escuela Normal Experimental Gervasio Rubio, del Táchira. Su padre Francisco Daza Carmona, era escritor, pintor y juez de Tumeremo. Como hecho curioso, pintó al profeta Enoch cuando peregrinó por Guayana en tiempos de la humareda. La pintura existe y se venera en la Capilla de El Manteco.
Daza definitivamente se radicó en Caracas como casi todos los intelectuales, políticos y artistas de valía de este estado. Ocasionalmente venía a encontrarse con los amigos y a contemplar el río desde la barra del Hotel Bolívar con un vaso de fino escocés aromando el ambiente.
La última vez que lo vimos vino invitado por sus paisanos el doctor Ramón Córdova Ascano y Amílcar Fajardo y coincidencia se encontró con su otro paisano, el pintor Omar Granado, quien trabajaba desde años en la Extensión Cultural de la Universidad de los Andes. Juntos recorrimos toda la ciudad abordando exquisitos y escabrosos temas, incluyendo insalvablemente el de la política. Porque en su juventud fue un activista político al lado de Cheíto Herrera Oropeza, José Vicente Rangel, Fabricio Ojeda hasta que se agotó la pasión urredista y más nunca le interesó la política sino sólo en cuanto lo que podía significar para el destino del país.
En esa ocasión también visitó su tierra natal y se vino decepcionado, aunque reconocía que “Tumeremo siempre ha sido tomorrow night, sólo que ahora se ha transformado por la cultura minera asediada por de asalto y la aventura y la violencia.
De todas formas, le importaba Tumeremo, aunque los hechos trascendentales no son el nacimiento y la muerte, simplemente cuando conjuga todas las vitalidades o todas las expresiones que uno puede manifestar.
El Tumeremo de los padres del poeta era un pueblo balatero y, precisamente, una de las cuestiones que a Argenis llamara la atención era el hecho de que no exista una literatura del balatá a pesar de que en “Canaima”, uno de los mejores capítulos de Gallegos es el de la Tempestad. Tumeremo era un pueblo balatero, no de aventuras, arribistas o atorrantes.
Esa vez que viajamos a Tumeremo, pregunté al poeta si su apellido es de raíz tumeremense y dijo que hay una experiencia histórica que desde el punto de vista sociológico merece ser estudiada. Tumeremo es un pueblo donde existe un ancestro larense. Los apellidos Daza, Castillo, Núñez, son de origen larense. ¿Por qué llegaron a Tumeremo? Seguramente buscando oro o como el profeta Enoch.
El profeta Enoch, ciertamente, llegó allí y nadie sabe de dónde vino, cómo llegó y a qué. Su padre lo pintó por primera vez en El Manteco donde existe una capilla que abren en ocasiones muy específicas con ese dibujo que hizo su padre Francisco Daza Carmona. Su papá era escritor, pintor y juez de Tumeremo, pero nativo de Barquisimeto.
El poeta me contó que tenía una tía que salía a las minas cuando había una “bulla”, pero siempre regresaba sin oro y con otro muchacho. Argenis le decía; “Caramba, tía, usted no cogió oro sino que el oro la cogió a usted”
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