lunes, 11 de agosto de 2014

Monseñor Zabaleta




El 30 de septiembre de 1989 falleció a los 81 años, en su pueblo natal de Leiza (España), Monseñor Francisco Xavier Zabaleta, quien por más de un cuarto de siglo fuera el guía espiritual del conglomerado de San Félix de Guayana.
Afable en el trato y firme en sus convicciones, dedicó a Guayana los más fructíferos años de su carrera pastoral para, al final de sus días, regresar a su tierra de origen.
Los bolivarenses recuerdan a Monseñor Zabaleta dedicado a los pobres en San Félix y luchando por las causas que consideraba justas. Humildemente, Monseñor Zabaleta recibió honores y condecoraciones como la Orden Manuel Piar, en reconocimiento de Guayana agradecida por su trabajo silencioso pero efectivo con los desposeídos.
Llegó a Guayana de la mano de Monseñor Crisanto Mata Cova, quien se lo trajo de Cumaná cuando lo nombraron Arzobispo de Ciudad Bolívar. Monseñor Mata Cova fue también quien se lo trajo de España para que se ocupara de la Parroquia de Güiria, donde conoció a Pedro Estrada que le sirvió de mucho para lograr la libertad de algunos presos políticos cuando la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Monseñor Mata Cova lo nombró en 1954 Vicario de la Zona del Hierro, entonces se alojó en una humilde casa de bahareque y zinc en San Félix de donde emprendió su labor de servicio a los pobres y al lado de la Cámara de Comercio luchó por las más sentidas reivindicaciones sociales de la comunidad.
En 1958 cuando pendía de un hilo la existencia de la dictadura, su amigo Perucho Peraza le pidió que le permitiese repicar las campanas para avisar al pueblo -el 23 de enero- la caída del dictador. Monseñor Zabaleta le respondió al dirigente adeco: “No, Perucho, las campanas las voy a tocar yo”. Y así ocurrió. El pueblo salió a las calles y abrió las compuertas de sus derechos y libertades por tanto tiempo, reprimidos.
Monseñor Zabaleta era muy adicto al café y al cigarro que al final le desencadenaron el mal de Parkinson que lo obligó a separarse de la parroquia de San Félix y retornar a su lugar de origen, Leiza, pero luego de un año en su pueblo natal, le entró la nostalgia y regresó a San Félix para continuar como párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción. Al año sus males hicieron crisis y debió regresar al lado de sus familiares en Leiza donde falleció tras dos derrames cerebrales.
En vida le hicieron el honor de bautizar con su nombre una avenida en Puerto Ordaz, la terminal de pasajeros de San Félix, un Liceo en Tumeremo y un Centro de Capacitación.
Uno de sus amigos en San Félix fue el periodista Tomás Matos, quien escribió el libro “La Vida de Monseñor Zabaleta”, publicado en 1993. Por ese libro que a buena hora me obsequió el colega, nos enteramos que Monseñor Zabaleta estuvo marcado por el noveno mes del año, pues no solamente murió en ese mes, sino que nació en el mismo el 6 de septiembre de 1909 y concluyó sus estudios en la Escuela Pública el 27 de septiembre de 1921 cuando ingresó al Seminario Diocesano de Pamplona.
Fue ordenado sacerdote en la capilla de San Francisco Javier de la Catedral de Pamplona en 1933. Tenía entonces 23 años. Fue su obispo consagrante Don Tomás Muñiz de Pablos. La primera misa la ofició el joven sacerdote el lunes 7 de agosto de 1933, en la parroquia de San Miguel Arcángel de Leiza.

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