jueves, 15 de marzo de 2012

La Llorona del Temblador


Trina, la madre de los Tomedes, toda una generación de músicos, me habló en cierta ocasión de ese enigmático personaje La Llorona que al parecer no sólo es patrimonio de los bolivarenses, sino del resto de Venezuela y otros países.

Ella, quien ejecutaba muy bien la guitarra, a la que consideraba el mejor instrumento para deshacerse de los espíritus malos o traviesos, llegó a sentir muchos de ellos errando por los caminos pedregosos de El Temblador, barrio en pleno corazón del casco urbano; y para acabar con ellos, hizo construir una capilla en el sector e introdujo una cruz a la que le cantaba con su guitarra durante todo el mes de mayo.

Antes de la entronización del venerado madero, decía que había en la zona quienes veían por la noche perros con ojos iridiscentes saltando como chivos sobre las piedras cercanas a La Escalinata o antiguo Campanario. Asimismo, negros desnuditos de ojos grandotes y fosforescentes con los cuales las madres metían miedo a sus hijas para que al salir no regresaran tarde en la noche. Pero lo que más sobrecogía de temor a los humildes habitantes de El Temblador era una sugestiva y airosa mujer que invitaba a su alcoba a quien pasando junto a ella la cortejara. Luego de unos pasos largos y seguidos, la misteriosa dama conocida como La Llorona, se desmaterializaba en un gemido agudo y penetrante capaz de enloquecer de pánico al hombre más recio del barrio.

Según Trina Tomedes, La Llorona, nada tiene que ver con Las Plañideras, mujeres histriónicas que contrataban para llorar a los muertos. La Llorona, según una de las tantas leyendas conocidas, era una mujer española que vivió durante la Colonia. Sus hermanos al enterarse años después que la visitaron, se alarmaron y mataron a sus hijos por considerar que los indígenas eran como animales, seres inferiores de origen diabólico. Pero la pobre mujer enloqueció y se escapaba por las noches de su casa. Vestida de blanco y con el pelo suelto vagaba desgarrada en llanto por la muerte de sus hijos.

Otra versión cuenta que La Llorona es el alma en pena de una adolescente que tuvo amores con un soldado. De esos amores quedó embarazada de una niña. El soldado la abandonó y ella, como no tenía idea de cómo criarla, desesperada por el llanto incesante de la niña, enloqueció y la estranguló. Al darse cuenta de lo que había hecho, comenzó a gritar hasta morir maldecida por la comunidad. La gente del llano dice que se convirtió en espanto, siempre está llorando, y cuando entra a los poblados dicen que llama a su hija. Es más, roba niños solos, ya sea en sus casas o en las orillas de ríos o quebradas. Por lo general, se la oye llorar en tiempos de Semana Santa.

Se la representa como mujer joven, con una larga cabellera, bata blanca larga y capucha negra, con un bebé en los brazos. Llora y grita diciendo “¡Mi hijo, mi hijo!”. A veces, las madres castigan y asustan a sus hijos diciéndoles que si las desobedecen, La Llorona vendrá a buscarlos y asustarlos por las noches.

A La Llorona suelen confundirla con la Sayona. La diferencia es que ésta última sólo se viste de blanco, tiene ojos rojos y colmillos visibles, con dos frascos, uno con agua y otro con sangre. Asusta o vuelve locos a los hombres que son o fueron infieles, no a todas las personas, como hacía, según Trina Tomedes,  La Llorona del Temblador (AF)

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