El primero de mayo de 1928 dejó de ser itinerante y de temporadas el Cine Mundial y se estableció definitivamente en la calle Bolívar o calle de la Laguna para competir con el Cine América, el más atractivo y popular de la época.
El Cine Mundial abrió sus puertas e inició sus actividades con la serie “El Rey Galante o Aventuras de Enrique VI”, película en serie basada en la novela de Jean Paidy que en la calle Dalla Costa vendía la Librería Hispana de Manuelito Requesens, traducida por Marta Cruz Coke de Lagos.
Las aventuras amorosas de Enrique VI, heredero del reino de Navarra, eran bien conocidas y comentadas para comienzos del siglo veinte no sólo por la novela sino por la película rodada con el atractivo título de “El Rey Galán”. Sus aventuras amorosas eran la desesperación de los hugonotes, quienes veían en él a su líder en la guerra que dividía al país. La vida con la tempestuosa Margot fue una sucesión de episodios dignos del Decamerón (libro constituido por cien cuentos, algunos de ellos novelas cortas, terminado por Giovanni Boccaccio en 1.351, alrededor de tres temas: el amor, la inteligencia humana y la fortuna.
Enrique VI pasó a la historia como el rey que más amantes tuvo. Las espías que le mandó Catalina de Médicis, Charlotte de Sauves y la suave Dayelle; Fousseuse que tuvo que enfrentar a Margot; Corisande a quien él amó como a una reina; Gabrielle que fue vendida al rey por su madre; Henriette, la de la lengua ácida; estas y otras lo cautivaron hasta el día de su muerte, que ocurrió mientras corría tras la bella Charlotte de Montmorency. Además de sus amantes, tuvo dos esposas. La desenfrenada Margot, cuyas aventuras amorosas eran tantas como las de su marido y María de Médicis, quien apareció para tortura de los últimos días del monarca. Este era Enrique VI, el rey galante quien pasará además como el más grande de cuantos reyes tuvo Francia.
Con esta película divertida e histórica comienza el Cine Mundial a operar bajo la administración de Manuelito Requesens en la calle Bolívar, en el mismo inmueble del que fue Cine Dalla Costa, casi contiguo al Garaje de Tomassi. Ya existía el Cine Royal y el Cine América donde actuaba una orquesta para animar las películas silentes, pues apenas se estaba iniciando el cine parlante. La orquesta la integraban José Francisco Hernández y Rodolfo Mogollón como violinistas; José María Yélamo y J. I. Richemond como trompetistas. Ignacio Sucre ejecutaba el contrabajo; Tiburcio Guevara, la guitarra; Hermenegildo Alcocer y Nicanor Santamaría, el cuatro y José Francisco Miranda (Fitzí), el piano.
Los cines que carecían de música en vivo como el Cine Mundial, atraían al público con la ortofónica, un fonógrafo empotrado en un lujoso mueble de madera al que había que darle cuerda por cada dos o tres discos de vinil de 38 revoluciones por minuto.
Rafael Ángel Cabrera, un joven electricista que trabajaba en La Electricidad de Ciudad Bolívar era el encargado de la música en el Cine Mundial y cansado de tanto dar cuerda inventó un sistema electro-mecánico para hacer funcionar la ortofónica y amplificar el sonido. El anuncio decía Cine con música electrónica. El primitivo aparato lo formaban una consola, dos platos movidos por la electricidad y dos cornetas junto a la pantalla.
Antes de la película pasaban unos vidrios, anunciando la llegada del Automóvil Universal, un nuevo carro fabricado por Henry Ford, capaz de desarrollar 50 kilómetros por hora, suavidad en los cambios y motor silencioso. (AF)
El Cine Mundial abrió sus puertas e inició sus actividades con la serie “El Rey Galante o Aventuras de Enrique VI”, película en serie basada en la novela de Jean Paidy que en la calle Dalla Costa vendía la Librería Hispana de Manuelito Requesens, traducida por Marta Cruz Coke de Lagos.
Las aventuras amorosas de Enrique VI, heredero del reino de Navarra, eran bien conocidas y comentadas para comienzos del siglo veinte no sólo por la novela sino por la película rodada con el atractivo título de “El Rey Galán”. Sus aventuras amorosas eran la desesperación de los hugonotes, quienes veían en él a su líder en la guerra que dividía al país. La vida con la tempestuosa Margot fue una sucesión de episodios dignos del Decamerón (libro constituido por cien cuentos, algunos de ellos novelas cortas, terminado por Giovanni Boccaccio en 1.351, alrededor de tres temas: el amor, la inteligencia humana y la fortuna.
Enrique VI pasó a la historia como el rey que más amantes tuvo. Las espías que le mandó Catalina de Médicis, Charlotte de Sauves y la suave Dayelle; Fousseuse que tuvo que enfrentar a Margot; Corisande a quien él amó como a una reina; Gabrielle que fue vendida al rey por su madre; Henriette, la de la lengua ácida; estas y otras lo cautivaron hasta el día de su muerte, que ocurrió mientras corría tras la bella Charlotte de Montmorency. Además de sus amantes, tuvo dos esposas. La desenfrenada Margot, cuyas aventuras amorosas eran tantas como las de su marido y María de Médicis, quien apareció para tortura de los últimos días del monarca. Este era Enrique VI, el rey galante quien pasará además como el más grande de cuantos reyes tuvo Francia.
Con esta película divertida e histórica comienza el Cine Mundial a operar bajo la administración de Manuelito Requesens en la calle Bolívar, en el mismo inmueble del que fue Cine Dalla Costa, casi contiguo al Garaje de Tomassi. Ya existía el Cine Royal y el Cine América donde actuaba una orquesta para animar las películas silentes, pues apenas se estaba iniciando el cine parlante. La orquesta la integraban José Francisco Hernández y Rodolfo Mogollón como violinistas; José María Yélamo y J. I. Richemond como trompetistas. Ignacio Sucre ejecutaba el contrabajo; Tiburcio Guevara, la guitarra; Hermenegildo Alcocer y Nicanor Santamaría, el cuatro y José Francisco Miranda (Fitzí), el piano.
Los cines que carecían de música en vivo como el Cine Mundial, atraían al público con la ortofónica, un fonógrafo empotrado en un lujoso mueble de madera al que había que darle cuerda por cada dos o tres discos de vinil de 38 revoluciones por minuto.
Rafael Ángel Cabrera, un joven electricista que trabajaba en La Electricidad de Ciudad Bolívar era el encargado de la música en el Cine Mundial y cansado de tanto dar cuerda inventó un sistema electro-mecánico para hacer funcionar la ortofónica y amplificar el sonido. El anuncio decía Cine con música electrónica. El primitivo aparato lo formaban una consola, dos platos movidos por la electricidad y dos cornetas junto a la pantalla.
Antes de la película pasaban unos vidrios, anunciando la llegada del Automóvil Universal, un nuevo carro fabricado por Henry Ford, capaz de desarrollar 50 kilómetros por hora, suavidad en los cambios y motor silencioso. (AF)
El cine lo abrió Manuel Jerónimo Requesens, al igual que la Librería Hispana, la cual luego pasó a manos de su hijo Hernan "Manito" Requesens. Manuelito Requesens, era otro de los hijos de Manuel y era el encargado de la tipografía.
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