Gloria Lezama de Casado dedicó su larga e intensa vida profesional al foro guayanés, pero más
a las madres que a ella acudieron durante cuatro decenios en su calidad de Juez de Menor, a
buscar protección para sus hijos afectados
por la paternidad irresponsable. Fue siempre
irreprochable su magistratura en ese sentido, especialmente por la ventaja de
haber hecho su tesis de abogado sobre el abandono de la familia.
Fue la primera guayanesa
graduada de abogado sumándose a sus paisanas Mary Calcaño, la
primera en obtener un título de piloto de avión (1940); a Sofía Silva, la
primera en obtener el título de Miss Venezuela (1959) y a Lucila
Palacios, la primera en asumir un cargo diplomático de Embajador. Pero
lo importante, en todo caso, no es haber sido la primera abogado-
guayanesa sino haber sido consecuente con la deontología profesional tan vulnerada en
estos tiempos.
Fue ella también una de las
primera promotoras de la introducción del Soft-Ball en
el Estado. Era integrante de la "Unión Sof Ball Club". La
inauguración en homenaje al Día del Policía tuvo lugar el 10 de diciembre de 1942. Gloria lanzó para uno de los equipos en contra de Carmen Emilia Liccioni, pitcher del equipo contrario.
Para entonces culminaba sus estudios de.
bachillerato en el Liceo Peñalver que todavía funcionaba en la Casa del Congreso de Angostura. Al año siguiente
ingresaría a la' Universidad Central
donde se graduó de doctora en Ciencias Políticas y Sociales en 1949. Al
año siguiente fue objeto de un homenaje en el Liceo
Peñaiver siendo director el Bachiller Ramón
Antonio Pérez, tocando al liceísta
Leopoldo Villalobos, pronunciar el discurso alusivo.
No pasó a ser Juez Emérito
cuando su edad y hoja de servicio se lo ofrecían, sino que prefirió
permanecer hasta cuando ya su salud no se lo permitía. Eran setenta
años, cuesta que virtualmente no resultaba fácil superar porque
siempre estábamos frente a una mujer alta y grácil en la esbeltez y el don de
su afabilidad. Mantenía la pátina de su rancio apellido
español, fundador de la Villa del Yocoima.
Los Lezama junto con los Alcalá datan desde los
tiempos de Santo Tomás de la Guayana, pero
se quedaron enraizados en Upata, desde donde
se propagó el apellido hacia todos los horizontes. Gloria Lezama precisamente nació en Upata y se casó' con
Rafael Casado, ganadero guasipatense. Ella era hija de Rafael Lezama,
baquiano de Rómulo Gallegos por los caminos de Canaima.
Cuando el novelista estuvo en
Guayana, fue Rafael Lezama, quien lo condujo por los lugares que Gallegos
necesitaba impresionar en su sensibilidad de novelista para
escribir una de sus mejores novelas: Canaima. Entonces Gloria tenía
siete años y escuchaba hablar de esa deidad del mal que le disputaba
a Cajuña, el bueno, los dominios de la selva. Desde muy temprano
abandonó los contornos de la selva. Hizo lo contrario de Marcos
Vargas. Se hundió en otra selva: la urbana y luchó también por una causa telúrica: la de la familia. (AF)
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