MARÍA TERESA (MALÚ) LICCIONI CASALTA
Falleció en Ciudad Bolívar, su tierra nativa, la artista plástico, María Teresa (Malú) Liccioni Casalta, esposa del ya difunto sanitarista por largo tiempo Fernando Huncal y tataranieta de Don Antonio Liccioni, fundador de El Callao.
Falleció en Ciudad Bolívar, su tierra nativa, la artista plástico, María Teresa (Malú) Liccioni Casalta, esposa del ya difunto sanitarista por largo tiempo Fernando Huncal y tataranieta de Don Antonio Liccioni, fundador de El Callao.
Malú Liccioni deja de existir a los 93 años de edad, completamente
lúcida y activa como directiva del Museo Histórico de Guayana donde hubo
expuesto recientemente Iconos bizantinos en repujado metálico en una de las
salas de dicho Museo. Tenía ella a quien
salir. Su Padre Roberto Liccioni era
pintor, dueño de una Cerámica y Presidente de la Electricidad de Ciudad
Bolívar.
Para los bolivarenses, amantes de las artes plásticas, fue una
novedad esta última exposición de Malú.
Fue indudablemente una nueva
experiencia de la tataranieta de don Antonio Liccioni, fundador de El Callao a
mediados del siglo diecinueve.
Malú, nonagenaria (12-12-1925), nunca dejó de pintar y trabajar
con elementos de la artesanía y orfebrería, como repujado metálico, en este
caso, sobre láminas de aluminio trabajadas con herramientas propias de esta
técnica medieval como el buril.
Como
dije antes, tenía a quien salir, porque su padre, Robertico Liccioni, quien fue
empresario y presidente de la Electricidad de Ciudad Bolívar, pintaba y era
aficionado a la poesía. De hecho, hay otras hijas con la misma vocación
genética, Aimee Liccioni de Keeshen de su matrimonio con Amelia Casalta y fuera
del matrimonio, María, casada con el profesor de la UNEG Marco Tulio Cardozo.
María de Cardozo es excelente retratista
y guarda en su casa una colección de pintura con personajes de la picaresca
angostureña.
De los baúles del recuerdo de Malú, Horacio Cabrera Sifontes
extrajo los documentos valiosos y básicos que le sirvieron para escribir
“Antonio Liccioni y la Guayana del Oro” publicado por la Editorial Centauro, y
del mismo extrajo Rafael Pineda el material de “100 años de fotografía en el
Orinoco-Guayana” publicado por Edelca con motivo de su vigésimo aniversario y
el médico Camilo Perfetti para escribir su libro “Los Secretos de Liccioni”
La exposición que Malú abrió en el Museo Histórico con motivo del
primer aniversario de su fundador el doctor Oswaldo de Sola, fue la primera de
este tipo de repujado, una experiencia nueva y producto de un curso que realizó
en los Estados Unidos de Norteamérica.
El repujado es una técnica que consiste en trabajar en lámina
de metal, cuero u otros materiales para obtener un dibujo ornamental en alto
relieve.
El trabajo de repujado cuenta con una larga tradición cultural
desde tiempos muy remotos, pero es en la Edad Media cuando alcanza un elevado
nivel estético. Proviene de Europa y se deriva de los íconos que son
imágenes sagradas y religiosas pintadas en tablas. A partir del siglo XII
el repujado comenzó a tomar auge toda vez que en esa época los íconos eran
puestos a disposición a los feligreses para venerarlos, pero debido al humo de
las velas y la cercanía de las veladoras, las pinturas con el tiempo comenzaban
a mancharse. Fue entonces que empezaron a cubrirlos con metales preciosos como
oro y la plata para protegerlos dando lugar a la técnica que universalmente
conocemos como repujado derivado de la palabra francesa repulsare que
significa "empujar" hacia afuera o como vocablo latino, labrar
figuras o adornos de relieve en metal o cuero.
Esta técnica que abarca varias manifestaciones artísticas como
dibujo pintura y escultura, consiste fundamentalmente en abombar la lámina de
metal que puede ser de diferentes materiales como aluminio, cobre, estaño, oro
y plata para dar volumen o relieve a un diseño previamente grabado sobre el
metal.
El repujado en metal es, como ya escribimos, una antigua técnica
utilizada por diversas culturas de todo el mundo y esto, por supuesto, ha
permitido que el número de materiales que se han utilizado a lo largo de los
tiempos sea enormemente variado: desde el oro y la plata hasta el
bronce, aluminio, latón o el estaño. Todos, pueden usarse para realizar
infinidad de figuras conocidas y originales.
Las piezas, último legado de Malu a la ciudad de sus ascendientes,
fueron trabajadas sobre láminas de aluminio y encierra imágenes religiosas,
entre ellas, un retablo que donó a la Iglesia de los padres capuchinos a donde
solía acudir para cumplir sus obligaciones religiosas.(AF)
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