Recopila las crónicas que diariamente vengo publicando en el Correo del Caroní y Red Social
miércoles, 12 de abril de 2017
ASILO SAN VICENTE DE PAÚL
29 de noviembre de 1927 fue fundado el Asilo
San Vicente de Paúl por las hermanas franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús,
bajo la tutela de la Madre Superior Isabel Lagrange, fundadora igualmente de la Congregación que en
Ciudad Bolívar tiene como misión velar por la salud y mejor vida de los
ancianos desvalidos.
El mes anterior, el Asilo cumplió 82
años de fundado y el aniversario pasó, como suele decirse coloquialmente, por
debajo de la mesa, y no podía ser de otra manera si bien sabemos las penurias
que está pasando ese santo y noble refugio de los que ya concluyen su período
vital.
El asilo asiste internamente como
huéspedes permanentes a 58 ancianos
entre hombres y mujeres, allí, en el mismo lugar de siempre, en la avenida que
adoptó su propio nombre porque fue uno de los primeros establecimientos
cimentados en este lugar cuando era “monte y culebra”, un simple terreno
cercado, con un molino de viento que extraía el agua de un profundo aljibe e
improvisados cubículos que a lo largo de estos ocho decenios se han venido
transformando en lo que es hoy el establecimiento, más confortable, con árboles
frondosos, jardinería, aves gorgoteando sobre las ramas y patios de reposo que hacen al anciano una
vida más consustanciada con la naturaleza.
Y ¿cómo las hermanas devotas de San
Francisco de Asís, patrón de los ecologistas y curador de los leprosos,
sostienen este refugio de los ancianos? Prácticamente con dádivas del sector
privado y del sector público, pero nunca suficientes para cubrir las
erogaciones que mensualmente deben realizar por concepto de medicinas,
alimentación, administración, servicios,
mantenimiento y recreación. El déficit
actual por efectos de la inflación es de 27 mil bolívares fuertes que bien
pudiera cubrir el petróleo, pero lamentablemente el oro negro sólo alcanza para
satisfacer la corrupción y las
necesidades ajenas a nuestro país.
No se bajo la tutela de cual sacerdote
de la Iglesia
Católica está hoy el Asilo San Vicente de Paúl y qué tanto
podría aportar ahora que prácticamente los mentores de la iglesia están en
conflicto con el Gobierno. Sólo
podríamos dar cuenta que Monseñor Samuel
Pinto Gómez, el Vicario de la
Diócesis ya no está para salir a abogar por los desvalidos. Claro, él aceptó servir por una temporada de dos meses
en el Asilo de Ancianos San Vicente de Paúl, que se transformaron en 22 años de
labor interrumpida, pero ya no puede más, de todas formas para él fue una gran
lección de vida, agradable y también trágica por aquellas familias que buscaban
para encerrar a sus ancianos porque a pesar de quererlos mucho, estorbaban en
sus casas.
Si estuviéramos en la antigua Roma, las
cosas serían distintas porque allá había una especie de Gerontocracia y en consecuencia
los viejos desvalidos tenían mejor trato, protección social y consideración. Durante la monarquía de Roma, el rey era
elegido por el Consejo de Ancianos (Senado), asamblea que después se convirtió
en consejo asesor de los cónsules. En la Francia revolucionaria, el poder legislativo fue
ejercido por una asamblea bicameral compuesta por el Consejo de Ancianos (250
miembros) y el Consejo de los Quinientos.
Pero en la Venezuela
moderna, saudita, socialista y petrolera, las cosas funcionan de otra manera.
Muy poco puede hacer la directora
actual del Asilo, María del Socorro Hernau junto con las otras hermanas. Necesita
un voluntariado dispuesto a exigirle más que a la ciudadanía al Gobierno en
cualquiera de sus niveles para que mire con preocupación hacia ese
establecimiento donde terminan de cumplir su ciclo vida los que de alguna
manera se agotaron sirviendo a esta ciudad. (AF)
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