Ana Lisa Contasti, descendientes de próceres angostureños de la guerra de Independencia, dejó de existir a los 90 años de edad el 23 de agosto de 1994.
Furibunda defensora del patrimonio histórico, se opuso siempre a las intervenciones modernistas de los inmuebles del casco urbano de la ciudad y mucho más se dejó sentir cuando recién restaurada la Casa del Congreso de Angostura, la designaron directora de la misma.
Fundó en el propio inmueble histórico la Biblioteca Bolivariana, gestionó la restauración de los óleos de los próceres que por allí pasaron, transformó uno de sus espacios en sala de concierto con un gran piano de cola, salvó con la ayuda especializada de la CVG el Bálsamo del Perú sembrado en su patio a fines del siglo diecinueve.
Ana Luisa Contasti, quien nunca se casó ni tuvo hijos, al igual que Malvina Rosales y Anita Ramírez, perteneció activamente a instituciones filantrópicas cono la Liga Antituberculosa y experimentó el orgullo de habitar, ya en legítima posesión de los Contasti, la casa de habitación de la estirpe Dalla Costa, la misma que el Libertador donó como regalo de boda al veronés Juan Bautista Dalla Costa al contraer matrimonio con una hermana del general Carlos Soublette.
Ana Luisa Contasti ofreció en su casa una recepción a Rómulo Gallegos en enero de 1931 cuando vino a ambientarse en la realidad de la selva para escribir su novela “Canaima”. Entonces escribió en el álbum de la dama: “Encantadora ciudad, cordial ciudad esta que se empina sobre la milenaria roca que la soporta para adelantar su saludo al que viene hacia ella surcando el río o atravesando el espacio, y no hay viajero peregrino de la belleza o traficante afanado en pos del filón milagroso que al pasar frente a ella no sienta el deseo de arriar las velas del barco aventurero del corazón y echar el ancla en sus playas de siempre”.
Ella que jamás dejó de asistir a una misa dominical, fue fundadora de las Hijas de María y todos los años cumplía devotamente la labor de levantar el Monumento de la Semana Santa en cuya parte superior colocaba al Santísimo como emergiendo de un mar de flores.
Debido a su avanzada edad traspasó esta tarea a otras hermanas al igual que la Liga Antituberculosa que fundó y presidió por largos años la dejó en manos del médico Lino Maradey con haber de un millón de bolívares y la dirección de la Casa de Congreso de Angostura, en manos de Norma D'Anello. Aquí en este augusto recinto permaneció tres años tras haber sido restaurado bajo la administración del doctor Domingo Álvarez Rodríguez.
Gracias a la actividad productiva de esta venerable señora, la Casa del Congreso de Angostura se convirtió en un centro importante de la actividad cultural de la ciudad. Foros, conferencias, discursos de orden en efemérides como la del 15 de febrero, conciertos, exposiciones de artes plásticas, de libros, son frecuentes. Y Ana Luisa, haciendo economías de la partida que asignaba la Dirección de Cultura para gastos de mantenimiento del histórico inmueble, logró crear la Biblioteca Bolivariana, inaugurada bajo la gestión del gobernador Alcides Sánchez Negrón y elogiada por el escritor Alfonso Armas Ayala en la oportunidad de dictar una conferencia en la misma casa, sobre la actualidad de la literatura española.
Dijo en la ocasión el escritor español: “Ahora acabo de ver la riquísima Biblioteca Bolivariana, ejemplarísima, que prueba el celo, la dedicación, el amor de alguien que todos conocen y que está en esta casa y que forma parte de la historia de la ciudad y de este milagro que significa que textos, libros, páginas de Bolívar estén allí expuestos para el estudio de todos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario